Las ordenanzas fiscales para el año 2018 salieron ayer del Pleno igual que llegaron. Las tasas e impuestos municipales para el próximo ejercicio han quedado congeladas al no prosperar la propuesta de modificación que sometieron a votación PSOE e IU al encontrarse con el voto en contra del tercer pilar del Gobierno municipal, Ganemos Córdoba, que por vez primera en el mandato en curso votó en contra de una medida fiscal, clave, junto a los presupuestos, para el funcionamiento del Ayuntamiento. La medida en sí apenas va a tener incidencia en el bolsillo del ciudadano, salvo para los propietarios de los patios en concurso, que en el nuevo régimen de ordenanzas se veían beneficiados por una bonificación del 50% del IBI. Pero parece como si se hubiese entrado en un plano presintomático de que se ha pasado ya el ecuador de la legislatura y da la impresión de que Ganemos sigue en un proceso permanente de reconsideración de su papel en el Ayuntamiento, aunque sea sobre el marco de sus propios compromisos. Un mal síntoma si este episodio abre un capítulo de desencuentros cuya lectura conduce a falta de cohesión, que puede traerle consecuencias a cada una de las partes, PSOE, IU y Ganemos. Esta legislatura se inició con muchas alarmas que apuntaban escenarios de ingobernabilidad, y aunque el tiempo ha dicho todo lo contrario situaciones como la que se vivió en el Pleno de ayer anuncian o un nuevo paisaje de desencuentros o que no han llegado nunca a estar bien concretados los principios del acuerdo.