Seguro que hoy Raphael cantará «qué pasará, qué misterio habrá, puede ser mi gran noche». Y es que a partir de medianoche comienza la campaña electoral de las elecciones para el Parlamento de Andalucía del próximo 2 de diciembre. Una verdadera fiesta de la democracia, poder elegir el proyecto político que puede gobernar y administrar la Junta de Andalucía, que es decir, los intereses de todos los andaluces.

A las elecciones concurren quienes tienen vocación de gobernar y otros se conforman con estar en la futura oposición o con condicionar la viabilidad del futuro gobierno de Andalucía. Por tanto, están en claves postelectorales y no tanto, en una verdadera vocación de progresar en conquistas sociales, tan urgentes como reducir la tasa de desempleo, aumentar y facilitar la educación y cultura, concienciar en temas de sanidad, convivencia, tolerancia y participación ciudadana.

A tenor de lo que hemos visto y oído en la precampaña por parte de algunas formaciones nos tememos más de lo mismo. La realidad y la inteligencia se impondrán pues los andaluces tenemos un sexto sentido para distinguir mensajes huecos, hostiles, rebosantes de odio y pretensiosamente confundir con la exageración y la mentira.

Esta autonomía andaluza, refrendada desde aquellas masivas manifestaciones del 4 de diciembre de 1977, respaldando mayoritariamente la Constitución de 1978 y luchadora en el referendum del 28 de febrero de 1980, conoce perfectamente a quienes no estuvieron a la altura de la circunstancia histórica y se dejaron llevar por el obstrucionismo y la negación constitucional al pueblo andaluz, a su autogobierno.

Desde la libertad y el respeto, cada ciudadano vota lo que considera y ninguna campaña se puede instalar en el insulto, la falacia y los despropósitos.

Feliz noche a todos los candidatos y candidatas, a todos los programas, y por favor, mucho respeto cuando se habla de instituciones, personas y pueblo andaluz.

* Historiador y periodista