Que nos gusta a los periodistas sacar la foto de las flamencas votando con sus alegres trajes de volantes y su flor en la cabeza. Flor que en los últimos años no se coloca al desgaire tras la oreja, ni en la base del moño, sino encima del cerebro, como una torre de color y determinación que es toda una declaración de intenciones. ¡Aquí están las mujeres cordobesas, vestidas de gitana, que se van de feria! Que nos gusta sacarlas con su mantón en el colegio electoral, introduciendo el voto en la urna, muestra de «normalidad democrática» para los amantes de las frases hechas, también de reafirmación: a nosotros, la feria no nos la quita nadie, y menos una convocatoria electoral, y así llevamos los largos años de nuestra breve democracia eligiendo alcaldes antes o después de pasar por la caseta. Mejor antes, por la claridad de ideas, pero cualquiera sabe.

Así que, como siempre caen las municipales en Feria de Mayo, no tenemos orientación para saber si la participación hubiera sido distinta de no mediar los calores y la fiesta, y parece que, superado el susto de la llegada de Vox a los parlamentos, la gente regresa a su relativo interés por la cita electoral, si se considera escasa una participación del 64,3% en la provincia y del 56,4% en Córdoba capital. El pueblo está tranquilo, muy tranquilo, a pesar de que los políticos le han repetido un millón de veces lo que se juega en la cita (dicen los avances que los euroescépticos tendrán el 25% del Parlamento Europeo, es decir, serán la espoleta de la bomba que puede destruir la UE, pero ni eso nos empuja a las urnas) y, en lo cercano, en las municipales, y, en concreto, en la capital cordobesa, lo de los modelos de ciudad enfrentados entre la izquierda y la derecha no le ha alterado el pulso a los votantes. Lo dicho, la gente, tran traquila, incluso los que manejan Twitter y otras redes sociales a diario.

Los que sí han pasado unas horas de amarga fatiguita han sido los políticos (alguno se fue al Arenal para amortiguar los nervios) hasta que se han ido conociendo los resultados y ya han pasado algunos del susto a la muerte y otros de la muerte a la resurrección.

Porque esos votantes cordobeses tan relajados han llevado, en Córdoba capital, a una final de infarto, con un vuelco pasadas las once de la noche en el que el PP se ha colocado por encima del PSOE (9 escaños frente a los 8 socialistas) y, todo indica que el candidato popular, José María Bellido, será alcalde reeditando el pacto a la andaluza con Ciudadanos y Vox. Isabel Ambrosio, con un resultado que al inicio del recuento le daba la Alcaldía, ha quedado atrás.

* Periodista