Hace unos días el mundo estudiantil era un manojo multitudinario de nervios. El alumnado se examinaba para optar a los estudios universitarios. Me vino a la memoria el Examen de Estado o Reválida allá por los años 50, también un manojo de nervios pero no tan multitudinario aunque sí más exigente e igual para toda España. No eran tantos los estudiantes de clase media y menos aún los de clase media baja que llegaban a la Universidad. Pero de aquella falta de igualdad de oportunidades se pasó a la masificación actual, a la «titulitis» o valoración desmesurada de los títulos que no garantizan un puesto de trabajo. Me vienen también a la memoria las universidades laborales como la de Córdoba. Se anticiparon a la Formación Profesional que por fin empieza a desprenderse de los complejos ideológicos y no ideológicos de aquella iniciativa fallida. La «titulitis» sigue vigente por múltiples motivos pese a que la clase política habla de «prestigiar la Formación Profesional», aunque lo hace con la boca pequeña. Pero no hay que perder la esperanza y quizá en Andalucía estemos en el buen camino. El pasado día 16 pudimos leer en este periódico que «Educación oferta 124.998 plazas de ingreso en FP el próximo curso». Dediqué desde Alemania más de una crónica en TVE a ese tema. Mi propósito no era solo para informar, también para alertar a nuestras autoridades de una salida laboral. Para acceder en Alemania la Universidad hay que superar una criba previa al bachillerato superior. Los que no pasan van la Formación Profesional con el título de grado medio. No hay complejo en no ser universitario.

* Periodista