Son palabras del pintor Ginés Liébana, en su ‘Evocación de un encuentro inventado’, que puso en boca de Ricardo Molina. ¿Pero qué diría hoy el poeta de las ‘Elegías de Sandua’ sobre la pandemia política que corroe el ánimo de los españoles informados? Como interno del Colegio de la Asunción, paseaba yo una noche con un amigo por el corredor sombrío del instituto. Nos topamos con una comitiva procedente de la puerta que da a las Tendillas. Acompañaba doña Luisa Revuelta al poeta Vicente Alexandre que Iba a pronunciar una conferencia en el salón de actos. Vi también a Ricardo Molina, un poeta «que llegará muy lejos» nos dijo doña Luisa en su clase. Años después supe de su poesía por mi amigo Mariano Roldan. Compré su ‘Obra poética completa’ editada por la Diputación de Córdoba. Leí en la Elegía III de Sandua: «Colinas y laderas salpicadas de lirios/vosotros que nos visteis pasar por Piedrahita». Me sorprendió ver mi apellido ligado a su pluma poética y me imaginé a un antepasado, dueño de aquel vergel. Quiero hoy hacerme eco de una exposición en Málaga sobre Ricardo Molina organizada por el Centro Andaluz de las Letras. El título, ‘Dulce es vivir’, me parece un acierto. Lo relaciono con esa esperanza a que se refería Ginés Liébana. Dulzura del buen vivir, acompañada con la lectura de la poesía de un clásico andaluz nacido en Puente Genil y tan desconocido por las nuevas generaciones. Buen vivir frente al mal vivir por los dos virus que nos aquejan: el covid-19 y el «virus ideológico» que utiliza el Gobierno junto a sus socios de colisión, que no coalición.

* Periodista