Y aquí estamos. Hemos sobrevivido a las comilonas, a los amigos invisibles, a las compras, a la cena de Nochebuena, a la comida de retales de Navidad, al Fin de Año y a las reuniones con hijos, cuñados, primos y hasta con los novios de unos y otros; hemos soportado estoicamente el vestido de la Pedroche mezcla de c3po y Hannibal Lester a lo bestia y ahora llega enero y el año bisiesto.

Enero es el mes de las rebajas, de los exámenes, de lo que queda cuando pasa lo bueno; del mercado de invierno, de las series nuevas de Netflix y del reinicio del gimnasio; el mes de los buenos propósitos, del frío y las nevadas, el mes de cerrar las cuentas del año y de hacer los nuevos proyectos. Es el mes que toma su nombre del Dios Jano, representado con dos caras que, en resumen, representan el principio y el final.He mirado los pronósticos de los astros para este mes y me dicen que se inicia con cierta agresividad en las palabras y en los hechos, pero que luego, cuando llegue la luna llena del día 21, se pondrá el acento en el espíritu de emprendimiento, en la voluntad individual y la energía constructiva, acallando los orgullos con un poco de diplomacia... ahí lo dejo. ( ¿Que si creo en los astros? Bueno, los griegos y los romanos no movían ficha sin consultar a sus astrólogos y no los considero más tontos).

El problema ahora es esa mezcla explosiva de enero y, además, año bisiesto. Dado que una órbita completa de la tierra alrededor del sol dura algo más de 365 días, Julio César cuadró la cuestión añadiendo cada cuatro años un día al calendario: el 29 de febrero que convierte este 2020 en bisiesto.

Y resulta que los augurios de los años bisiestos son más bien tirando a regulares: en año bisiesto se produjo el hundimiento del Titanic, el inicio de la Guerra Civil, las muertes de Luther King, John Lennon, Robert Kennedy o Ghandi.

Este año tendremos algunos fenómenos especiales como la súper luna del 9 de marzo y un eclipse solar total que llegará para el 14 de diciembre y, aunque trato de ser positiva, resulta que el número 29, para colmo, está relacionado con la incertidumbre, el engaño y la traición. Y, termino ¿saben quien nació un 29 de febrero? Pedro Sánchez... una vez más, ahí lo dejo.

Ante un refranero que tampoco me anima («año bisiesto, año siniestro»; «año bisiesto, ni aquello ni esto», o «con pocos huevos en el cesto») me quedo con algo que no falla: somos lo que hacemos y llegamos a donde la constancia nos lleva. Así es que voy a empezar a luchar y caminar hoy mismo y dejaré para otros los astros y hasta los malos augurios.

* Abogada