Son familiares de personas desaparecidas y se consideran «los grandes olvidados de la sociedad». Eso dijeron ayer, ante el Congreso de los Diputados, con motivo del Día Internacional de las Personas Desaparecidas sin Causa Aparente. Fue una jornada intensa, organizada por la Fundación Europea por las Personas Desaparecidas o QSDGlobal (Quién Sabe Dónde), que dirige el periodista Paco Lobatón, y que facilitó a estas familias destrozadas por la ausencia y la incertidumbre un escaparate desde el que difundir su situación. Dijeron que les preocupa la «clasificación» de las desapariciones (de las 6.053 contabilizadas oficialmente en España, solo 245 se consideran de alto riesgo) y su queja es que existen casos «de primera y de segunda». Las personas que de la noche a la mañana han visto desaparecer a sus seres queridos insisten en que «todos tienen derecho a ser buscados». Es pues, un asunto oficial, legal y que depende de las fuerzas de seguridad --por mucho apoyo que pueda resultar la colaboración ciudadana o programas televisivos como el de Lobatón--, pero tan complejo y tan delicado en cuanto al sufrimiento que causa que es razonable que se exija un mayor esfuerzo de la Administración.

En Córdoba hay 123 casos contabilizados, de los que solo cuatro --el más reciente, el del joven Paco Molina-- se consideran de alto riesgo. Como lo es el de Gabriel, el niño desaparecido hace once días en Níjar (Almería), que ayer suscitó una conmovedora corriente de solidaridad en su tierra y en toda España. Que es, por cierto, uno de los países pioneros en la creación de un Centro de Desaparecidos formado por agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional, creado hace un año y que ya está haciendo propuestas para mejorar la detección de estos casos. Como la mayoría de las personas desaparecidas son ancianos con demencias u otras patologías, propone sistemas de detección que controlen sus familiares. Además, el centro estudia una web oficial que tenga al día toda la información y difunda las alertas y propone la creación del Estatuto de la Persona Desaparecida, que requeriría cambios normativos. Sobre este extremo, el diputado socialista por Córdoba Antonio Hurtado anunció ayer que ha promovido esta iniciativa legal en el Congreso de los Diputados. Todos los pasos son importantes. Es cierto que algunos asuntos obtienen una gran repercusión mediática que ayuda a que la búsqueda no decaiga. Otros se pierden en el olvido cuando se acaban las pistas. Y otros son de personas que quieren desaparecer voluntariamente y no desean ser encontrados. Hay lagunas jurídicas que cubrir y un gran esfuerzo por hacer --también presupuestario-- para que los familiares se sientan acompañados en esa dolorosa búsqueda.