Se celebra hoy, socialmente hablando, el Día de los Abuelos, por aquello de ser el día de san Joaquín y santa Ana, padres de María, la madre de Jesús de Nazaret. Según una tradición que arranca del siglo II, Joaquín y Ana son dos nombres llenos de grandeza a los ojos de Dios, grandeza que se esconde en la sencillez y en la humildad. Ellos se acercaban al ocaso de la vida sin descendencia, pero la tardanza no ahogaba sus anhelos. Seguían rezando con esperanza. Las oraciones de Ana fueron escuchadas. Un ángel se aparece a Ana en la puerta Dorada del templo y le profetiza el nacimiento de una Niña, que se llamará María y será la predilecta del Señor. El culto a santa Ana es muy antiguo. En Jerusalén, está la iglesia de santa Ana. Allí, segun la opinión de los Padres, nació María. En el templo del convento de Santa Marta, de nuestra capital, podemos contemplar en un altar lateral, una imagen de san Joaquín, que lleva de la mano a María. Con buen criterio, desde la orilla de la fe, se estableció en esta fecha el Día de los Abuelos, cuyas siluetas han adquirido gran relieve, acaso por su importante papel, a la hora de ayudar a las familias, tanto económicamente como a la hora de tener el cuidado de sus nietos. Hace poco, José María Contreras, buen psicólogo, enumeraba los requisitos que, a su juicio, deberían tener unos buenos abuelos. La primera cualidad es que, entre ellos, se quieran mucho, siendo así un ejemplo para sus hijos y sus nietos; segunda, que nunca desautoricen a sus hijos, padres de sus nietos, para que puedan aumentar la autoridad; tercera, cuidar con especial esmero la educación en la sobriedad y, por tanto, que los vean sobrios y dominadores de sí mismos; cuarta, que no se quejen nunca, que sepan aceptar con alegría las contrariedades de la vida, explicando a todos por qué lo hacen. Y una quinta cualidad, que sepan aconsejar con espíritu tranquilo, ya que la experiencia es un manantial de sabiduría; que acentúen la bondad y la dulzura en sus palabras, infundiendo serenidad y buen hacer a su alrededor. Una jornada que nos invita a la reflexión para que ilumine y fortalezca a nuestros abuelos.

* Sacerdote y periodista