Las XIII jornadas de historia cardenal Portocarrero abordarán la celebración del quinientos aniversario de la bula de fundación del convento franciscano de Santa María de Belén, llamado popularmente, convento de San Francisco. El convento nació a finales del siglo XV sobre una ermita de la advocación de la Virgen de Belén a orillas del río Genil. Los señores de Palma ofrecieron aquel devoto lugar para enfermería eremitorio de los frailes franciscanos de los conventos de Santa María de los Ángeles en Hornachuelos y San Luis del Monte en Peñaflor.

El papa León X concedió la bula de fundación al primer conde de Palma, Luis Portocarrero Manrique, en el año de 1518. A las dependencias de la antigua capilla y enfermería se fueron adosando nuevas dependencias monásticas como la capilla de la Veracruz o Ánimas. Pero será fray Juan de Palma, quien reedifique el monasterio a principios del siglo XVII. La presencia franciscana creció notablemente con la orden tercera franciscana, iglesia, claustros, capillas, como la muy querida de la Virgen de los Reyes o San José; además del panteón de los condes de Palma y las notables obras de arte que decoraban sus veinticinco altares.

La desamortización y exclaustración de 1835 acabó con un convento tan querido, dividiéndose el edificio en dos partes, una privada que adquirió, primero la familia Gamero Cívico, más tarde la familia de Félix Moreno Benito; y la iglesia adscrita al obispado, primero iglesia auxiliar de la parroquia de la Asunción y desde 1954, parroquia de San Francisco de Asís. Cuatro párrocos han dirigido su pastoral, Juan Antonio Caamaño, Rafael Flores, Francisco Moreno y hoy, Gabriel Castilla.

El monasterio fue reformado para hospedería por Alonso Moreno de la Cova y Silva. Cinco siglos de presencia franciscana dejan profunda huella en la feligresía, parroquianos y turistas animados por encantos y buen comer.

* Historiador y periodista