La delincuencia está cambiando sus formas. Quizá por la influencia del cine. O de las necesidades. Pero está cambiando. Si no que se lo digan a los empleados de una sucursal bancaria de la localidad gaditana de Puerto Serrano, donde entró un atracador con un cuchillo exigiendo quinientos euros «por las buenas o por las malas». El empleado de turno, antes de abandonar su puesto, jugándose el pellejo, imagínenlo, aún tuvo arrestos para recriminarle su actitud. Cuando se fue, el atracador abrió su cajón, contó los billetes que había en él y se llevó quinientos euros, como había dicho, ni uno más ni uno menos. Al final, todo es más simple y el atracador fue detenido por la Guardia Civil. Pero la historia no deja de ser original. De cine.