Ayer celebramos la fiesta de san Francisco de Sales, patrón de los periodistas. Gran santo, gran comunicador. Nos sabemos de memoria su vida.Desde su ordenación como obispo de Ginebra, se dedicó intensamente a escribir textos literarios que dieron la vuelta al mundo, como por ejemplo, Introducción a la vida devota, Controversias y sus Conferencias espirituales. Francisco de Sales tenía una gran pasión por las letras, tanto que cuando estaba intentando convertir a los protestantes, al ver que éstos se alejaban, preparó unos escritos que, por la noche, dejaba en las puertas de las casas. Este Doctor de la Iglesia descubrió el valor de la palabra y la fuerza de las expresiones directas. Cito una de ellas: «Se aprende a hablar, hablando. A estudiar, estudiando. A trabajar, trabajando. De igual forma se aprende a amar, amando».

En 1923, Pío XI lo designó patrón de los periodistas y los escritores en una encíclica titulada Rerum Omnium. Este pontífice recogió en un escrito que es necesario que los periodistas «imiten y muestren en todo momento que el rigor siempre ha estado unido a la moderación y la caridad, que era la característica especial de Francisco de Sales». Ya sabemos que el nuevo periodismo, como movimiento periodístico y literario, surgió a mediados de los 60 del pasado siglo en Estados Unidos, así bautizado por Tom Wolfe, en el contexto de los cambios sociales y culturales que se vivieron en esa época, caracterizada por una redacción libre que priorizaba las emociones y las imágenes de sensaciones. Hoy, el periodismo se ha globalizado. Y ha introducido un elemento preocupante: las «falsas noticias». Todo es distinto, con la llegada de la posverdad. Pero la visión y las reflexiones del patrón de los periodistas continúan siendo válidas. Fue capaz de cambiar la opinión pública con la palabra, un maestro de periodistas que dedicó su vida a la literatura. Una palabra verdadera, libre, limpia, audaz, arrolladora con su fuerza. Anoche, en la Real Academia de Córdoba, tuve el honor de hablar de El arte de predicar, la palabra de las palabras.

* Sacerdote y periodista