Como las dictaduras se creen infalibles e inerrantes y, al menor reproche organizado, tiran literalmente por la ventana a los discrepantes, cuando sufren un desaguisado inocultable, gigantesco, le echan la culpa a un chivo expiatorio. Durante el franquismo --inexistente la crítica más elemental--, cualquier error garrafal era atribuido, y se quedaban tan panchos, a las conjuras judeo-masónicas-marxistas-leninistas jaleadas por los antipatriotas que habían inventado la ‘leyenda negra’. En las democracias, por el contrario, ante cualquier mal, y no digamos si es catastrófico, la responsabilidad culposa del mismo recae siempre sobre el Gobierno, sobre cualquier Gobierno que resulte atropellado por el tren de la fatal desgracia. Ahora, está viéndose claro lo que decimos. Como el coronavirus está produciendo mortales calamidades innumerables, desastres económicos, cuantiosas pérdidas laborales, angustiosos encierros y errores de toda índole, para amplios sectores de la ciudadanía, el autor de la frustración colectiva es --fundamentalmente en los países latinos--, el Gobierno de turno, sea el que sea, haga lo que haga y defienda la ideología que defienda.

Parecida situación ya empezó a experimentarse, con tonos más leves, en los tiempos de la bendecida Transición. Recordamos que el malogrado Joaquín Garrigues, siendo ministro de Adolfo Suárez, publicó, en la tercera página de un periódico madrileño, un artículo que obtuvo amplia resonancia en el que, haciendo uso de su fino humor, contó lo sucedido a una familia italiana que decidió pasar un ameno domingo en la playa. Con tal objetivo, prepararon la excursión y una merendola por todo lo alto para agasajar a los numerosos invitados y familiares, pero apenas instaladas, a la orilla del mar, las sombrillas, las tumbonas, las mesas y las sillas plegables, empezó a desatarse el diluvio universal. Frustrado por el inoportuno meteoro tormentoso, el organizador de la reunión, mirando a las nubes, exclamó: ¡Piove, porco goberno!

Dicha expresión, que fue el título del artículo que comentamos, viene como anillo al dedo para resumir nuestra situación política actual que, según dicen los de siempre, el gobierno ha afrontado sin paraguas.

* Escritor