La situación de El Parador se torna ya insostenible. Las lluvias registradas a primeros de noviembre provocaron un nuevo desplome en la cubierta principal del histórico edificio, situado en la avenida de Europa, en la salida norte de Montilla hacia la N-331.

La vivienda, utilizada originariamente como casa de postas para las diligencias que recorrían Andalucía a finales del siglo XIX, presenta desde hace años un evidente estado de abandono como consecuencia de su falta de conservación, lo que ha empeorado el efecto que provocan las filtraciones procedente de las lluvias.

A los desperfectos que se aprecian desde hace tiempo en la fachada se suma ahora un nuevo hundimiento en su cubierta principal, construida a base de caballos de madera que han ido perdiendo su capacidad de apoyo y que, según varios técnicos, se encuentra «al borde del colapso», lo que «comprometería definitivamente la estabilidad del edificio», que cuenta con un nivel 2 de protección global.

Para evitar el derrumbe definitivo de la vivienda, el Ayuntamiento de Montilla decidió el pasado mes de febrero incoar un expediente para acometer su rehabilitación subsidiaria, una obra que, según anunció la teniente de alcalde de Urbanismo, María Luisa Rodas, se ejecutará «lo antes posible».

En las últimas semanas se ha concluido el proyecto por parte de un estudio de arquitectura externo, que en todo momento ha contado con la cooperación de los equipos técnicos del Ayuntamiento y de los propietarios de El Parador, «para que se pueda tramitar ante la Consejería de Cultura lo antes posible», aseguró Rodas, quien insistió en que en los últimos meses se ha realizado una valoración general del estado de conservación del edificio con el objetivo de determinar el alcance final del proyecto de restauración.

De este modo, el equipo de gobierno pretende evitar la pérdida de un edificio emblemático para la ciudad del que existen informes sobre su estado de deterioro desde el año 1992. No obstante, no sería hasta 2015 cuando el Ayuntamiento de Montilla inició el expediente de declaración de ruina y reclamó al propietario la necesidad de acometer una actuación «para demolerlo o, en su caso, para restaurarlo».

Según detalló entonces un informe elaborado por los servicios técnicos municipales, «el edificio está inmerso en un proceso de deterioro general progresivo, presentando daños de consideración debido al agotamiento de los elementos estructurales y a la falta de conservación del mismo».

Así, el informe municipal describía daños de consideración en la cubierta, degradación de los muros, desprendimiento de partes de la fachada y corrosión de elementos metálicos entre otros -motivo por el que se instaló un vallado de seguridad en todo el entorno-, concluyendo que «no es viable su rehabilitación, ni técnica ni económicamente, mediante consolidación o sustitución, ya que supera el límite del deber normal de conservación».

El Parador de Riobóo es un antiguo caserío y lagar que pasó posteriormente a ser propiedad de las Bodegas Cobos y que, a finales del siglo XIX, contó con gran notoriedad, al ser un lugar de paso obligado para carruajes y diligencias. El establecimiento fue inaugurado poco antes de 1840.