Hemos pasado mucho tiempo sin que nuestro ánimo nos llevara a escribir, aunque ahora desde fuera hemos sido invitados a reanudar nuestras tribulaciones. El virus que tanto ha diezmado nuestro colectivo creó en nosotros tal sensación de abandono, que nos ha transportado al ostracismo y la exclusión social, afectándonos a nuestra conducta emocional y psicológica, por la desaparición de tantos amigos y compañeros en absoluta soledad.

No cabe duda que se ha fallado. La cicatería en medios de protección y ayuda ha llevado a muchos ancianos a una muerte indigna, no solo por lo que ello supone, sino también por la falta de apoyo de las Administraciones y la propia sociedad, que ha permitido que esto pasara. Con sus privatizaciones, recortes y escasez de recursos e incluso con la poca sensibilidad de los jóvenes o no tan jóvenes y los políticos con sus insultos en lugar de colaborar, han llevado la situación al caos.

Entre todos los mataron y ellos solos por desgracia se murieron. ¿Cómo escribir cuando no recibíamos apoyo alguno? Siendo los más perjudicados nuestra palabra se obvió. Todos los sabios de España tenían su opinión para solucionar el problema, como en el futbol con las alineaciones, mientras

tanto en las residencias privadas y publicas o en los hospitales, los mayores mueren sin tan siquiera escucharlos.

Llorar ahora no palia la pena que sentimos por no poder evitar esta ignominia, ni con nuestro confinamiento que fue y es ejemplar, ni con nuestra opinión o aliento que no podemos llevarles. Si no remamos en la misma dirección acabando con el covid-19 en esta segunda oleada, él acabará con nosotros y nuestro silencio ahora sería total y para siempre.