En algunos institutos de la provincia de Córdoba se nos ha obligado a pasar de clases semipresenciales (en las que se aprovechaba hasta el último minuto, con los 15 alumnos que ese día estaban en clase) a clases sincrónicas. En estas clases sincrónicas tenemos a la vez 15 alumnos en clase y 15 conectados a un ordenador que llevamos a cada clase, con este ordenador debemos enfocar la pizarra, atender a sus preguntas, o bien si el micro no funciona, leer en un chat de minúsculas letras lo que quieren decir; pero a la vez hay 15 alumnos en clase con los que debemos trabajar también y todo esto con una dinámica coherente y que sirva para transmitir unas ideas, unas inquietudes, en definitiva, interesar al alumno por lo que se trata en la clase.

Los problemas de conexión se multiplican, la dinámica se rompe, pero todos intentamos ir mejorando cada día; sin embargo ayer sentí mucha pena al leer estas líneas de una alumna: «Los estudiantes estamos viviendo una situación crítica, ya que al tener 6 horas de clases online cada dos días, nos podemos llegar a agobiar bastante; en las clases online nos es muy difícil atender, a veces hay problemas de conexión, otras no se escucha bien a los compañeros de clase, nos distraemos mucho. Las clases online nos estresan y desmotivan».

A aquellos que están por encima de los profesores y que desde sus despachos y sin contar con nuestra opinión, deciden sobre lo que hay que hacer; a aquellos que no han hecho nada por reducir la ratio (han enviado a tres profesores más en un instituto de más de 100 profesores) y favorecer clases presenciales, a aquellos que hablan de la brecha digital y de lo importante que es para enseñar a alumnos adolescentes la relación presencial con el profesor, pero luego cuando llega la hora de la verdad, no dan los medios; a todos ellos les digo que escuchen a los alumnos, ya que no han escuchado a los profesores. Muchos de ellos hablan de dolor de cabeza, después de pasar 6 horas delante de un ordenador, de sensación de tiempo perdido, pues no se han enterado de muchas cosas, un alumno habla de «barco a la deriva» refiriéndose a la educación.

Señores políticos, delegada, inspectores de Educación, les pregunto: ¿qué buscan teniendo a alumnos 6 horas conectados a un ordenador?, ¿quieren decir que están en clase normal?, no estamos en una situación normal; por eso demos una educación que sirva para pensar, que ayude a emocionarse, que sirva para descubrir conocimientos; si eso se puede hacer mejor con la semipresencialidad, dejémonos de nuevos experimentos y dejemos que sea el profesor el que organice sus clases. La calidad en educación es mejor que la cantidad, como en todo lo importante.