Ilmo. Sr. Ruiz:

Me dirijo a usted con pesar para manifestarle mi repulsa y la de muchísimos miles de cordobeses por el mantenimiento con fondos públicos en el Palacio de la Diputación de la exposición Maculadas sin remedio. Nuestra Constitución, la que nos hemos dado todos los españoles, al fijar las pautas de la convivencia entre nosotros, establece como valores fundamentales, entre otros, la libertad y la justicia (artículo 1). Y, en otro lugar, señala que "...el respeto a la ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social” (artículo 10).

Precisamente quería hablarle a Vd. de respeto, más bien de la falta de respeto que ha provocado con la mencionada exposición, pues como bien sabe, la libertad que nos reconoce a todos la Constitución- entre ellas la libertad de expresión artística- tiene como evidentes límites, el respeto a los derechos reconocidos de libertad religiosa, teniendo en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y en particular, la cordobesa, mayoritariamente católica.

Si Vd. sigue permitiendo la exposición Maculadas sin remedio estará conculcando los derechos y valores de miles y miles de cordobeses, que nos sentimos agraviados y ofendidos con esta bochornosa exhibición pública. Permítame decirle Sr. Ruiz que no es una cuestión opinable el que guste o no guste el contenido de la exposición. Es algo mucho más profundo e íntimo. En algunos de los cuadros exhibidos, partiendo de las imágenes que pintó Murillo sobre la Inmaculada Concepción de la Virgen María- ya el propio título de la exposición pretende ser una provocación a ese dogma católico- se hace una utilización vejatoria de la imagen de la Virgen para deformarla, menospreciarla y ridiculizarla.

Para los católicos cordobeses y no cordobeses, somos muchos Sr. Ruiz, la Inmaculada Virgen María es nuestra Madre, no una simple figura lejana, a la que procuramos honrar e imitar en nuestras vidas. Por eso, hacer esa utilización de su imagen en la exposición es tanto como hacer menosprecio y burla de nuestras madres. Supongo que a Vd. tampoco le gustaría que a su madre la tratasen así, por mucha libertad de expresión que exista.

Por eso, y como es de humanos el rectificar, le ruego, como servidor público que es Vd. reconsidere su postura y ordene la retirada de la exposición, ya que de no ser así, mostrará su absoluta falta de respeto por los valores y derechos recogidos en nuestra Constitución.