Antón Chéjov dijo: «La literatura es mi esposa legítima y la medicina mi amante. Cuando me canso de una, paso la noche con la otra». Esta reflexión perfectamente se le puede aplicar a muchos doctores, o por lo menos a los que participan en la Semana Cultural Galeno, que organiza el Aula de Cultura del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Córdoba. Después de intensas jornadas de trabajo aún les queda tiempo para escribir, pintar, fotografiar, esculpir, etc. Esta prestigiosa actividad cada año se supera, y hablo con conocimiento de causa, ya que el año 2017 y este 2018 la he disfrutado en plenitud, ya que he formado parte del jurado en el apartado de poesía y narrativa, aprovecho para dar las gracias por confiar en mi humilde criterio.

Las conferencias han sido majestuosas, ha habido música, cine, etc. Hemos aprendido mucho, el día más sabroso ha sido el dedicado a la gastronomía, Sabor y Salud en la cocina cordobesa, de la mano de uno de sus platos más exquisitos, el salmorejo. Pudimos comprobar la erudición del chef Juanjo Ruiz y del doctor Francisco Pérez Jiménez, mientras el primero nos preparaba en directo un salmorejo al estilo tradicional, a mano, el segundo nos explicaba con detalle todas las propiedades beneficiosas que tiene este plato, qué tipo de tomate es el más apropiado para que tome cuerpo, adquiera color y sabor. Qué clase de aceite es el más indicado, la importancia del ajo y sus variedades... Pero el momento más esperado fue el de la degustación, saboreamos salmorejo de aguacate, remolacha, naranja, etc.

Uno de los momentos más entrañables fue el de la lectura de los trabajos de poesía y narrativa, algunos inspirados en historias reales. Quizás el momento más profundo ha sido el del fallo del jurado en las diferentes disciplinas. Muchos de los trabajos literarios eran cicatrices más allá del lenguaje que descubre la lentitud hiriente del humo donde florecen las frases. En la mirada del protagonista de alguna fotografía se podía percibir el refulgir luctuoso e imperecedero de la luna encuadernada, perdurable más allá del tiempo sin alas. En una escultura el híspido silencio denunciaba un espacio sin recuerdos. En las obras pictóricas se podía percibir una magnética y seductora esencia, similar al cielo de La India. La buena aceptación de este evento otro año más, es el resultado del duro trabajo y la entrega incondicional de su alma máter, Victoria Fernández. La cultura es un antiséptico para el alma.