Joaquín el Chapo Guzmán, el narcotraficante mexicano de 62 años acusado de dirigir durante más de dos décadas el cártel de Sinaloa, fue sentenciado ayer a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional por un juez federal de Nueva York. A la sentencia, que estaba garantizada por la gravedad de los crímenes recogidos en los 10 cargos de los que fue declarado culpable el pasado 12 de febrero por un jurado popular, se le suman 30 años por violencia con armas de fuego.

Las autoridades intentarán también recuperar los 12.600 millones de dólares que calculan ganó con sus operaciones, aunque de momento no han conseguido nada. El Chapo, de 62 años, pasará el resto de sus días en prisión, casi con toda certeza en la cárcel federal de máxima seguridad en Florence (Colorado), conocida popularmente como Supermax o el Alcatraz de las Rocosas. Su defensa, no obstante, ha pedido que por ahora se le mantenga en Nueva York durante 60 días para presentar una posible apelación.

La vista de la sentencia dio la oportunidad de escuchar por primera vez en este largo y extraordinario proceso judicial a El Chapo, cuyo último testimonio público hasta ahora había sido una entrevista con Sean Penn que la revista Rolling Stone publicó en el año 2016.

proceso cuestionado / Ayer, durante cerca de 15 minutos habló en español en la sala presidida por el juez Brian Cogan. En su intervención, que leyó de un papel, cuestionó todo el proceso: «Dado que el Gobierno me va a mandar a una cárcel desde la que mi nombre no se escuchará nunca más, aprovecho esta oportunidad para decir: ‘No se ha hecho justicia’».

La denuncia de Guzmán se centra en la negativa del juez Cogan a responder a la petición de la defensa de que se repitiera el juicio. La reclamación se basó en declaraciones que hizo uno de los miembros del jurado días después de la condena asegurando que no habían cumplido las órdenes de no seguir el caso en los medios y las redes sociales mientras este se desarrollaba. Cogan la rechazó y Jeffrey Lichtman, uno de los abogados defensores, acusó al juez de «haber barrido bajo la alfombra» la sospecha de conducta indebida del jurado .

El propio Chapo criticó también al magistrado: «Este caso está manchado y se me denegó un juicio justo cuando todo el mundo estaba mirando». El Chapo denunció también el trato que ha recibido en el Centro Correccional Metropolitano, la prisión del bajo Manhattan conocida como pequeño Guantánamo donde ha estado recluido en aislamiento desde que fue extraditado en enero del 2017 a EEUU. Allí asegura haber estado sometido a las condiciones «más inhumanas» y repasó, por ejemplo, que se tuvo que hacer tapones para los oídos con papel de baño para poder dormir, se vio «forzado a beber agua insalubre» y se ha visto privado de aire fresco y luz del sol. Llegó a decir que ha sido «torturado mental, emocional y psicológicamente 24 horas al día durante 30 meses».

SIN REMORDIMIENTO / La fiscalía, mientras, aprovechó su última intervención para mostrar su repulsa por la ausencia de contrición en el condenado. «Durante su carrera criminal el acusado no ha mostrado una pizca de remordimiento por sus crímenes y lo han vuelto a escuchar hoy», dijo una de las abogadas del estado, Gina Parlovechio, que defendió la sentencia. Los hijos de Guzmán Loera, conocidos como los Chapitos, y su hermano, Aureliano El Guano, siguen operando. El cártel de Sinaloa se mantiene activo, según todos los indicios bajo las órdenes de Ismael El Mayo Zambada, durante una época aliado y luego rival de El Chapo. Y la droga no deja de fluir.