En el extremo norte del territorio municipal de Priego de Córdoba, a 18 kilómetros del núcleo principal, se encuentra Zamoranos, una aldea de rica historia situada junto a la carretera A-333, que va de Priego a la N-432. Hoy tiene 409 habitantes, pero a mediados del siglo XX era un centro agrícola y minero que superaba los 1.300 habitantes, siendo entonces la aldea más grande del municipio. Unas veinte explotaciones mineras de hierro existieron en la zona, que contaba con un cargadero en el Cerrajón, desde donde el mineral se transportaba por vía férrea hasta la estación de Luque. Actualmente, su industria más próspera se dedica la comercialización de la almendra y productos derivados, contando con un museo dedicado a ese producto; otras industrias con cierto arraigo en esta población son las almazaras, con dos cooperativas, El Cerrajon y Nuestra Señora del Carmen, que producen aceite de oliva de excelente calidad.

Ramírez y las Casas-Deza describía de esta manera la aldea a mediados del siglo XIX: «Zamoranos dista legua y cuarto de Priego y su terreno es muy fértil. Consta de 181 edificios y 738 almas. Su iglesia, dedicada a Ntra. Sra. del Carmen, está sin acabar de enlucir y su pavimento sin enladrillar y al presente (1867) se trata de llevarlo a efecto. Su altar mayor es de orden dórico, de yeso pintado y en su camarín tiene una buena imagen de vestir de Ntra. Sra. del Carmen. Hay un gran nacimiento de agua cerca del pueblo; pero a causa de pasar por canteras de piedra de yeso tiene gusto algo desagradable: un pozo que se halla a poca distancia suple completamente esta falta».

Muchas cosas han cambiado desde entonces. Afortunadamente la iglesia de Ntra. Sra. del Carmen, que se empezó a construir en 1800, hace muchos años que está enlucida y pavimentada, y en los años 1960-61 se añadieron dos naves cruzadas que ampliaron casi al doble su capacidad; en la confluencia de la calle Parras y la calle Barrios Bajos encontramos la fuente de Zamoranos, un pilar de piedra de planta rectangular compuesto por dos caños, pero que actualmente solamente uno aporta caudal. En los últimos años se cambió de emplazamiento, ya que antiguamente se situaba en la plaza del pueblo; y sobre las blancas casitas unifamiliares sobresale un enhiesto chimeneón de ladrillo, que denota el rico y reciente pasado industrial de esta aldea.

Sobre el origen de Zamoranos no existen datos suficientemente documentados, aunque se especula con la posibilidad de que Diego Ordoñez Zamorano, alférez de la caballería procedente de Zamora que participó en la conquista de la villa de Priego en 1341, creara la aldea aprovechando la cesión de tributos que ordenó Alfonso XI para conseguir la repoblación de los alrededores de Priego. Se sabe que un descendiente suyo, Juan Zamorano, la consigue en propiedad gracias al hecho heroico de salvarle la vida en el asalto de Güejar, en 1501, a Pedro Fernández de Córdoba y Pacheco, hijo de Alfonso Fernández de Córdoba, futuro heredero del señorío de Aguilar y I Marqués de Priego.

En cualquier caso, el poblamiento de la zona se remonta muchos años atrás, llegando hasta el Neolítico. Sin duda alguna, la cerámica más característica de la etapa neolítica en la comarca de Priego, así como en el resto de Andalucía, es la cerámica a la almagra. Su típico color rojo se obtiene de la mezcla de hematites (mineral de hierro) con arcilla. Y precisamente abundantes afloramientos de hematites encontramos en los contornos de Zamoranos, así que no es de extrañar que en los alrededores de esta aldea encontremos también un notable grupo de asentamientos neolíticos al aire libre, en sendas elevaciones dominantes sobre el terreno circundante, como cerro del Cercado, cerro de la Taberna y cerro Lucerico, que ponen de manifiesto que el establecimiento de las comunidades neolíticas en la comarca no se limitó a la ocupación de las cuevas.