De esta bailaora con denominación de origen cordobesa ya tuvimos ocasión de valorar la excelencia de su baile en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba en el año 2013, cuando se alzó con el primer premio. Siempre que hemos tenido ocasión de verla ha dejado patente su crecimiento y compromiso artístico, que denota su notable personalidad, cuyo ejemplo más cercano lo vamos a apreciar en este trabajo, que presenta hoy en el Teatro Góngora con el nombre de Ni conmigo ni sin mí.

Desde pequeña, Mercedes de Córdoba ya sintió la llamada de su irrefrenable vocación dancística. Su intensa formación, además de las solicitudes de artistas de la talla de Javier Latorre, Milagros Mengibar, La Yerbabuena, José Antonio Ruiz, Antonio Márquez, Inmaculada Aguilar y Aida Gómez, entre otros maestros del baile flamenco, señalan una trayectoria llena de reconocimientos en la que destaca el logrado en la citada edición del Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, cuando nos sorprendió a todos con su depurada técnica en el planteamiento escénico del taranto y de las cantiñas; sobrios, elegantes y personalísimos bailes obviando ese insistente desbarajuste gestual que hoy asola los escenarios con demostraciones de fuerza que suelen dejarnos indiferentes en la mayoría de los casos.

Esta bailaora cordobesa ha elegido su tierra para presentar este espectáculo, avalado por la dirección artística de Ángel Rojas y la música de Juan Campallo, además de las voces de Antonio Núñez El Pulga Jesús Corbacho y Enrique el Extremeño, siendo éste último uno de sus cantaores habituales que desde hace tiempo goza de una gran reputación por su larga trayectoria del cante «atrás».

Un amplio abanico de palos está armoniosamente representado en este trabajo, en el que las bulerías al golpe, el taranto, soleá, caracoles, cantiñas, pregones, rondeñas, tangos y fandangos conforman una estudiada estructura dividida en dos partes, en la que la primera discurre alrededor de una mesa donde irán brotando los cantes en estado puro, hasta que poco a poco se hace imperiosa la incontenible necesidad de bailarlos.

Y ya en la segunda parte, la cruz que preside el oscuro escenario viene a testificar la lucha interior de la bailaora, que, metida en la piel de una dolorosa andaluza, va adentrándose en su propio y confuso universo entreverando la realidad con los sueños y así culminar triunfante el desarrollo gradual de su danza, ayudado por el valioso apoyo de todo su elenco.

CÓRDOBA

TEATRO GÓNGORA

VIERNES 20

20.30 HORAS