Al principio de los años 80, el fulgor hispano del ansia artística musical que miraba tras el cristal las evoluciones del resto del mundo empezaba a campar a sus anchas estrenando casi de todo. La botella se había descorchado, y ya era un gran reserva. El tapón se olvidó y el caldo se capilarizaba como podía hasta alegrar a muchos y embriagar a otros. Con estos mimbres de atracón ineludible, y bajo la consigna del Ahora vale todo, se dieron numerosos palos de ciego y surgieron hordas musicales de toda calaña.

Algunos le llamaron Movida, comulgando con ruedas de molino de dudosa y difícil digestión que viciaron muchos oídos, pero, en la cara dulce, se comprueba que es en procesos de albores parecidos donde la criba natural hace su papel y, salvo paupérrimos ejemplos de una sola cuerda, que los hubo, y muchos, siempre hay un nudo feliz, que nunca final, donde colocar a contadas excepciones que perduran en el tiempo y hacen de la historia de la música popular de este país algo casi romántico.

La Guardia (nombre que viene al pelo), preservó esos mínimos necesarios con los que consiguió destacar y, aun hoy, varias décadas después, continuar en ese eterno resurgir, sellado por dos de los grandes éxitos de entonces, firmados por este grupo, y revitalizados hoy por el instaurado concepto de orquesta de baile, que, por fin, va acostando al pasodoble para emular a aquellos maravillosos años de los grupos españoles. Mil calles llevan hacia ti o Cuando brille el sol fueron y son dos himnos que aun se corean en cada fiesta de pueblo con un peso específico que pasó aquel examen del tiempo. Manuel España sigue abanderando el legado del grupo granadino como único superviviente de la formación clásica de la banda.

El grupo, que hará doblete este fin de semana en Pozoblanco, se formó en 1982, cuando España y sus compañeros de entonces, apenas unos quinceañeros, se hacían llamar La Guardia del Cardenal Richelieu. No sería hasta 1986, después de ganar en 1985 el concurso de Pop Rock de Fuengirola, cuando el grupo eclosionara con su primer álbum y los primeros éxitos en las listas. La banda brillaría con luz propia durante una década entera, situándose entre los grupos más vendedores de aquel momento (más de millón y medio de vinilos), y convirtiéndose en la formación más popular de Granada desde Miguel Ríos, y hasta la resurrección en formato muy grande de 091.

Pero su estrella se fue apagando hasta que el grupo se deshizo en 1997, poco después de la muerte de su bajista, Enrique Conejo. Posteriormente, sus miembros aparcaron la música hasta reaparecer sus dos cabezas visibles al cabo del tiempo bajo las denominaciones de Mezcal (Joaquín Almendros) y Chamaco, con el que Manuel España no tuvo demasiada suerte, a pesar de su interesante propuesta. En el 2003, Manuel España reapareció bajo el nombre de La Guardia y grabó un disco en directo tutelado por Carlos Goñi. Desde entonces se han ido reproduciendo discos de auto-versiones y reediciones. Viviendo ahora una segunda epoca muy lejana de la que gozaron en la recta final del pasado siglo, La Guardia busca un sitio en el mercado a las puertas de una nueva década sin tener que mirar hacia el pasado, una empresa fuerte para un grupo que vuelve a soñar en la carretera.

POZOBLANCO

CASA DEL POZO VIEJO

SÁBADO 9 Y DOMINGO 10

21.00 HORAS