Según Rafael Carmona Ávila, arqueólogo municipal de Priego de Córdoba, a primera vista el rasgo general más interesante de lo que se conserva de esta enorme fortificación es la existencia de doble muralla, es decir, un muro más pequeño que refuerza al principal, y liza (pasillo entre ambos). El lado Sur es el más fortificado, por seguir paralelo a la vía de acceso y al mismo nivel que ésta, aunque la entrada medieval se encontraba en el ángulo Suroeste. En cambio, en los lados Norte y Oeste la fuerte pendiente natural impedía de por sí el asalto de la fortaleza.

Aun así, fueron fortificados con un lienzo de muralla y dotado de torres que todavía hoy pueden verse desde la carretera A-3226, ofreciendo una apariencia espectacular encima de la peña sobre la que se erigió todo el asentamiento. Juan Bernier se mostraba impresionado por los «imponentes taludes y precipicios que en algunos sitios dan vértigo y muestran la valentía de los constructores de las murallas exteriores que tuvieron que trabajar poco más o menos como los actuales de los rascacielos neoyorquinos». Se trata de una muralla típicamente nazarí donde se alternan torres cuadradas y semicirculares.

Murallas que formaban parte de lo que se conocía como hisn, es decir, un asentamiento islámico en altura y fortificado, seguramente de época andalusí. La torre más llamativa del conjunto es la situada la parte este, muy próxima al camino de acceso. Se trata una torre cuadrada y maciza que hoyse encuentra inclinada debido a que fue minada en aéreo, lo que supuso inutilizarla cuando la ciudad fue abandonada para trasladarse la población al lugar que hoy ocupa el actual Rute.