Tras los primeros días de clases presenciales, Emilio J. Zafra, maestro de 6º de Primaria en el CEIP Góngora, tiene claras dos cosas. Una es que este año va a ser el menos educativo de los 17 que lleva en la docencia y la otra, que el 80 por ciento de las medidas adoptadas no tienen sentido cuando «las tienes que llevar a la práctica con niños de 3 a 12 años», señala. Pero además, continúa, «la vuelta al colegio no va a poder atender uno de los ámbitos más importantes de los que la palabra educación engloba, la socialización». Una situación antipedagógica que intentan normalizar. «Vamos a darle una vuelta a nuestras formas de entender la educación, buscando recursos disponibles para atender a la individualización del alumnado», apunta Zafra, que explica que, en este sentido, los espacios tecnológicos podrán acercar virtualmente a los niños y suplir esa falta de contacto y colaboración en las clases. «Se están creando aulas virtuales, no solo de cara a un posible confinamiento o ausencia de clases presenciales sino también para que al menos, aunque sea de esta forma, haya un acercamiento del alumnado». Así las cosas, afirma este docente que «a pesar de todo, los alumnos son un ejemplo de sentido común, coherencia y de entender la situación muy por encima de muchísimos adultos». H