El modo de vida actual hace que ya sea poco frecuente ver a niños jugando en espacios que no sean los destinados al efecto, léase parques infantiles. Los tradicionales juegos de calle se han visto desdibujados a lo largo de los últimos años hasta casi desaparecer. Callejugando rompe una lanza a favor de esta tradición llevando a la calle a unos 1.400 alumnos, desde educación Infantil hasta Bachillerato. Durante las dos horas que duró la actividad, la Avenida de la Fuensanta se convirtió en la Avenida del Juego y el Deporte, quedando cortada al tráfico para poder llevar a cabo tan reivindicativa acción que se ha extendido, en esta edición, hasta zonas peatonales del barrio del Figueroa. Porque jugar en la calle, además, ayuda a desarrollar actitudes y hábitos de tipo cooperativo y social basados en el juego limpio, la solidaridad, la tolerancia, el respeto y la aceptación de las normas de convivencia, ofreciendo el diálogo a la resolución de problemas y evitando la discriminación.