Uno de los pistoletazos de salida del proceso de concentración en el sector hospitalario privado en España se produjo con la unión de USP y Quirón, en el 2012. A instancias del fondo británico Doughty Hanson, que había adquirido USP (una firma promovida en su día por Gabriel Masfurroll) a los bancos acreedores, se creó este grupo con vocación de líder. Fue el primer episodio antes de la integración de Quirón en IDC Salud dos años después.

IDC Salud (antes Capio), ya había ido creciendo con incorporaciones como la Clínica del Pilar en Barcelona, a la que también optaba el grupo Vithas (controlado por la familia Gallardo, principales accionistas de Almirall, con Criteria-La Caixa). El grupo nació en el 2011 con la compra de la red de 10 hospitales que La Caixa tenía a través de la aseguradora Adeslas. El boom inmobiliario hizo que constructores y otros empresarios ajenos a la sanidad entraran en el negocio. El pinchazo de la burbuja provocó que muchos hospitales pusieran el cartel de venta. Entre ellos, el barcelonés Cima, adquirido por Sanitas en el 2011.

Ribera Salud, iniciado años atrás como un modelo de gestión privada de la sanidad pública en la comunidad valenciana, ya con el Sabadell y la estadounidense Centene como dueños al 50%; compró a Asisa el 40% que aún no tenía en la empresa que gestiona el hospital del Vinalopó (Elche) y su área de salud; el 35% de esta misma aseguradora en Torrevieja y el 51% que tenía Adeslas en Alzira. En todo caso quedan tres años para que venzan las concesiones. Centene compró su 50% a Bankia y el Sabadell heredó su parte de la antigua CAM.

El crecimiento no se da solo en España, sino también hacia fuera. El año pasado, el grupo familiar canario Hospiten sumó un hospital en Jamaica a los que ya posee en México y en la República Dominicana.