Hace menos de 15 días que el Gobierno español presentó ante la Comisión Europea sus previsiones sobre la economía y el empleo para los próximos cuatro años, con la expectativa de un crecimiento económico medio del 2,5% en el periodo y un nivel de ocupación que debería rozar los 20,7 millones de puestos de trabajo al final del año 2021. Todo ello en una situación de pleno equilibrio presupuestario (déficit del 0%).

Pero desde que se presentó el Programa de Estabilidad 2018-2021, los riesgos para la economía global «han crecido como champiñones», según una coloquial expresión utilizada por analistas del Bank of América que, entre otras cuestiones, hace referencia a la fuerte subida del precio del petróleo después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, rompiera el acuerdo nuclear con Irán.

El estallido de la una nueva crisis monetaria en Argentina esta misma semana y la petición de auxilio al Fondo Monetario Internacional (FMI), así como el temor a réplicas en otros países emergentes, forman parte de esos riesgos geopolíticos que el Programa de Estabilidad solo veía como una amenaza incierta sobre los mercados de exportación españoles.

TRES VIENTOS DE COLA / En el Programa de Estabilidad del 30 de abril, el Gobierno español incorporó cálculos sobre qué pasaría si de pronto desaparecieran los tres vientos de cola que han espoleado el reciente crecimiento español: bajos tipos de interés, petróleo barato y expansión del comercio internacional. Esos cálculos dan menos crecimiento, menos empleo, más déficit y más deuda. La cuestión es que, en apenas 15 días, algunos de esos riesgos se han convertido en amenazas que ya empiezan a cuestionar las previsiones de crecimiento y empleo formuladas por el Ejecutivo del PP.

El escenario central previsto por el Ministerio de Economía se