EL FUTBOLISTA DE FÁTIMA SE DESPIDE DEL CÓRDOBA DESPUÉS DE VIVIR 18 DE SUS 26 AÑOS EN BLANCO Y VERDE CON EL ASCENSO DEL 2007 COMO PUNTO ÁLGIDO DE SU TRAYECTORIA

--Un poco complicado comenzar a hacer valoraciones, ¿verdad?

--Es un poco pronto. Ayer --por el viernes-- fue un día muy duro. No miraba ni al abogado del club. Sabía la realidad, que quedaba desvinculado del Córdoba. Fue una sensación muy dura para mí. Un día triste. Cuando salí me emocioné mucho. Me hubiera gustado despedirme de otra manera. Primero, en el campo, y luego, con una rueda de prensa para dar las gracias a todos los del club, a la gente que me ha apoyado, a la prensa. Pero la verdad es que ahora mismo no me veo con fuerzas y creo que no podría dar una rueda de prensa. No sería capaz de aguantar los sentimientos y las emociones. Hay que dejar pasar un tiempo porque está todo muy reciente y sería una situación que no la disfrutaría. Pasaría un momento difícil.

--Se hace difícil pensar en un Córdoba sin usted.

--Son 18 años en el club, que se dice pronto. Me ha dado tiempo a hacer de todo. Colgar redes, pintar campos, hacer bocadillos, recogepelotas, jugador... Me voy porque el club no cuenta conmigo. Lo único que deseo es que le pase lo mejor al Córdoba. Está claro que hay que ir a otro lado a buscar otro futuro y ya está.

--Justo después del ascenso del 2007 vino esa primera lesión, dos momentos contrapuestos.

--Ha habido un momento en mi carrera que me ha marcado un poco. En Segunda B, el primer año, creo que fue muy bueno para ser el primero. Llegué al equipo un poco para rellenar la plantilla y me gané el sitio, la confianza de Quique, y terminé jugando. Luego, con Escalante, fue un año bastante bueno y en Sevilla tuve una microrrotura. La única lesión muscular que he tenido en seis años. La enganché con el problema del quinto metatarsiano, con el que me tiré un año entero sin jugar. Y se juntó todo. El estar parado tanto tiempo, un año y medio, es mucho para un futbolista. Me quedo con que me puse bien, me recuperé, volví a jugar, pero volví a lesionarme con la fractura de peroné. Me recuperé y me vino también este año la hernia. Pero con todos los entrenadores que he tenido he jugado. Eso quiere decir que algo he debido hacer bien. Me voy con la conciencia tranquila.

--Hábleme de esos entrenadores que ha tenido.

--Cada técnico tiene sus cosas. Con Quique, que fue el que me dio la oportunidad, disfruté mucho porque jugaba de mediapunta. Luego, con Paco no jugué nada. Con Escalante lo hacía de mediocentro, aunque algo más adelantado. Con José González, de mediocentro y de mediapunta. Con Luna, de mediapunta y mediocentro. Y Lucas es el que me ha dado más confianza, pero también he jugado en posiciones que no estaba acostumbrado. La de interior no es una posición en la que me sienta tan cómodo. De cada uno me llevo lo importante.

--Si no el que más confianza, el más insistente fue el último, Alcaraz.

--Desde el primer momento Lucas confió en mí. Le devolví la confianza jugando, haciendo el trabajo que pedía y él lo sabe. Siempre se lo he agradecido, porque su confianza ha sido importantísima en estos dos años, que han sido difíciles en cuanto a ambiente en el estadio. Llegó a decirme antes de un partido: "Hoy no te quito ni aunque te partas la tibia y el peroné". Se lo agradeceré siempre.

--Eso fue antes de un partido que se sospechaba "caliente". ¿Qué le ha pasado a la afición con usted?

--No lo sé, sinceramente. La gente en sí viene un poco ya hastiada de todos estos años atrás. El equipo descendió. El siguiente no ascendió ni se metió en eliminatorias de ascenso. Luego subimos, en un año en el que todo el mundo apoyó. Y estos años en Segunda nos hemos salvado en los últimos partidos. La gente se ha ido quemando y, generalmente, la afición la toma con los jugadores que llevan más tiempo en el equipo.

--Tan importantes esos entrenadores como los que ha tenido en la cantera. ¿Cuántos?

--He tenido bastantes. Ezequiel fue el primero y me hizo fácil llegar al equipo. Luego, de los que me vienen a la cabeza, Coco, que era muy exigente. Tanto que a veces hasta nos hacía llorar. Miguel Claus ha sido un referente para mí, porque me daba libertad y confianza. Miguel Pérez, con el que tengo una muy buena amistad. En el filial, a Pedrito, con el que disfruté y nos reímos mucho con él. También tuve a Pedro Couñago. Seguramente me olvidaré de alguno.

--Ahora se podrá comprobar eso de que "Javi Flores, para progresar, ha de irse de Córdoba".

--Siempre se ha dicho que cuando saliese de Córdoba iba a mejorar, iba a ser mejor. No te puedo contestar si eso es así porque nunca ocurrió. No se sabe y, a partir de ahora, se verá.

--¿Qué opinión tiene de la última temporada y del cambio de dueño?

--El año pasado fue muy difícil. No cobramos ni la mitad de nuestro contrato algunos jugadores. Fueron muchos meses sin cobrar y creo que se nos engañó. Se nos dijo que cobraríamos, que a ningún trabajador le iban a hacer quita. Se nos juró y perjuró que los contratos no se iban a tocar y que no habría quitas. En eso nos han engañado. De los nuevos que han entrado no puedo hablar porque ni los conozco personalmente ni he hablado absolutamente nada.

--Hablando de presidentes, ¿con cuál se queda?

--En el fútbol cordobés y en el Córdoba Rafael Campanero es un referente. Hablo con él todas las semanas. Eso ya no es cuestión de presidencia, eso ya es de persona. Y es un encanto. Para la edad que tiene y el tiempo que lo tuve lo hizo tremendamente bien. Cercano a los futbolistas. Con aciertos y errores es el mejor presidente del Córdoba y el mejor que tendrá el club. Para mí no hay discusión.

--¿Hablamos de su futuro?

--El futuro se presenta complicado. Pero para todos los jugadores.

--Pues volvamos al pasado. ¿Qué compañeros le han marcado?

--Han pasado muchísimos. Javi Moreno, con el que he estado en estas vacaciones. Arteaga, Asen, Guzmán, con el que tengo una amistad muy bonita. Juanmi Callejón, Jesús Rueda. Alguno se me quedará.

--¿Y en el aspecto futbolístico?

--Javi Moreno y Pierini. Los dos en el vestuario llevaban la voz cantante y cuando se fue perdiendo eso el vestuario lo notó. Son ciclos.

--¿Ese ascenso fue lo mejor?

--En el ascenso, ese vestuario ha sido el mejor que ha tenido el Córdoba, bajo mi humilde opinión. Si no hubiera existido ese grupo humano no se sube. Las dificultades que había solo se podían superar con ese grupo, con muchas circunstancias en contra. Y con un director deportivo que trabajó con mucha humildad. Creo que contra Emilio Vega se ha cargado mucho y sin ser objetivos con su trabajo. Hizo una labor inmensa.

--La afición pide cantera y, paralelamente, no le ha perdonado una. Algo irónico, ¿no cree?

--Hay que pedir cantera pero hay que apoyarla. Y no un año ni dos. Sino siempre que esté. Hay jugadores con rachas mejores o peores pero la afición siempre está con ellos.

--Un amigo me dijo ayer que volverá a El Arcángel, hará un gran partido y le marcará al Córdoba dos goles.

--Ojalá, porque eso querrá decir que estoy jugando en un equipo. Pero me gustaría hacer eso contra otros equipos. Contra el Córdoba sería un partido muy diferente, muy raro para mí, una sensación extraña.

--¿Le diría algo a esa afición?

--No. Bueno, a mí se me ha tratado bien. A lo mejor los dos últimos años no ha sido lo mismo, pero igual le hemos dado demasiado volumen. Oye, en todos lados no te pueden querer todos. Así que me vuelco con la gente que me quiere. Siempre hay que quedarse con lo positivo de las cosas. Si te aplauden dos y otros te chiflan, me quedo con que me aplauden esos dos.