23 años de ausencia de la selección española obligan a hacer un esfuerzo de memoria para recordar aquel Europeo oficioso de 1996. En cambio, para dos generaciones el encuentro de ayer supuso la primera vez que ven al equipo nacional jugar en el tablero instalado para la ocasión en Vista Alegre.

A pesar de que el choque de ayer fue el evento que ponía el broche al programa de actos que conmemoraron el 25 aniversario del pabellón cordobés, para gran parte de los casi 3.200 aficionados presentes ver a la Roja, con un solo representante de la tierra y ello unido a la ciglogénesis explosiva que ya se hizo notar con vientos fríos en Córdoba, pues durante gran parte del encuentro el pabellón tuvo la sensación de contemplarse a ver el juego y el estilo de una selección que es bicampeona del mundo. Muchos detalles de calidad, ocasiones para España, paradas del húngaro Alasztics, pero el frío seguía estando latente.

Con la pausa del descanso, los presentes pudieron animarse, hablar o, simplemente, estirar las piernas. Pero el inicio de la reanudación supuso la misma tónica, sobre todo cuando no caían goles. Hasta que el cuarto gol de Juan Emilio despertó a la afición del modo sofá y pasó a alentar a unos jugadores que brindaron un espectáculo único. La doble ola fue el gesto de amor de Córdoba hacia el fútbol sala.