No formaba parte del Grupo Cántico, pero la relación que mantuvo con sus miembros y el clasicismo de su poesía bien pudieran identificarlo con uno de los grandes movimientos de la poesía cordobesa y andaluza. José de Miguel Rivas falleció en la tarde de ayer, a la edad de 97 años, dejando tras de sí una decena de libros que le reconocen como un poeta de amplia cultura, un ejemplo de la mejor poesía clásica, pero también como un escritor al que la crítica no le ha reconocido suficientemente su trayectoria. En palabras de Manuel Gahete, presidente de la Asociación Colegial de Escritores de Andalucía, «es uno de los autores que mejor ha incorporado la tradición clásica a la literatura cordobesa y andaluza». «Como sonetista es uno de los grandes nombres de la literatura andaluza, aunque ha sido poco considerado por la crítica», añade. José de Miguel, al que gustaba que le llamaran Pepe de Miguel, era abogado de profesión y fue socio fundador del Ateneo de Córdoba, que le otorgó en 1989 la Fiambrera de Plata. Asimismo, la Asociación Colegial de Escritores de Andalucía reconoció también su trayectoria en junio del 2012 en un acto que tuvo lugar en la Sala Orive.

IMPORTANCIA / El poeta cordobés Antonio Rodríguez Jiménez indicaba en su libro La sociedad secreta de los poetas que se trata de «un poeta culto, barroco en la forma y en el fondo que pertenece a eso que se llamó segunda generación de Cántico». Precisamente, Rodríguez Jiménez reconocía que no fue vinculado a Cántico porque, mientras los integrantes de este grupo comenzaron a publicar en los años cincuenta del pasado siglo, él no inició la edición de sus versos hasta los años ochenta.

Por su parte, el crítico literario de Cuadernos del Sur Antonio Moreno Ayora estimó ayer que se trata de un poeta que, «a pesar de una falta de valoración necesaria, es de una clara plasticidad anclada en la tradición y una elección consciente del soneto como forma expresiva principal».

José de Miguel tardó en comenzar a escribir, pues hasta que no había cumplido los 61 años no publicó su primer libro. Se trataba de A orillas de la vida (1983), al que seguirían después Autumnalia (1984), Pentacordio (1986), Lagar de Dionysos (1988) y Sonetos de amante (1988), en los años ochenta.

Después continuaría cultivando el clasisismo poético en otras obras como Tres elegías andaluzas (1991), Insidias en las termas (1995), Un vuelo hacia la luz (1997), Al itálico modo (2000), con prólogo de Fernando de Villena, que fue uno de los que más reivindicaron su figura en las letras andaluzas y Pastores de Belén (2002).

La Diputación Provincial de Córdoba publicó en 2003 la antología Dulce plantel y canon. Además, sus versos han sido recogidos en numerosas antologías. En una entrevista de la periodista y académica Rosa Luque publicada en Diario CÓRDOBA en 2011, el poeta aseguraba que él no se consideraba miembro del Grupo Cántico: «Antes que nada debo decir que no soy poeta de Cántico, ésa es la verdad. Ni yo ni Vicente (Núñez)», aunque, como decía entonces, algunos críticos identificaban a ambos como miembros de una segunda generación de Cántico. En esa misma entrevista señalaba que escribía «desde siempre» y que ya tenía publicados poemas en alguna revista de 1952. Quizás, como reconocían algunos amigos y el propio escritor, detrás de la tardanza en publicar se encontraba que era una persona «muy tímida», por lo que nunca hubiera dado a conocer sus versos de no haber sido porque detrás estuvieron sus amigos.

Ayer, críticos literarios y compañeros de la poesía recordaron la importancia de su obra y la relación con el Grupo Cántico. Otros, como Fernando de Villena, vienen reivindicando su obra desde hace tiempo. Así, Fernando de Villena lo ha calificado como uno de los grandes poetas de Cántico y «una figura mayor dentro de su generación». Villena remarcará el cultismo de su creación literaria y su capacidad en el manejo de los neologismos o los arcaísmos, lo que hace que «en sus poemas la palabra siempre resulta nueva, fresca, como recién creada, a pesar de su sabor y prestigio antiguo». Por ello, llegará a decir que, mientras que otros poetas de Cántico «se dejan arrastrar por su verbosidad», José de Miguel es un «poeta extremadamente conciso, en cuyos poemas jamás falta ni sobra una sílaba». De Villena no lograba entender que la poesía de José de Miguel no fuera reconocida suficientemente.

El responso de corpore insepulto por el poeta será hoy (18.00), en el tanatorio de Córdoba del polígono de Las Quemadas.