Uno de los aspectos que trata de remarcar la publicación es la necesaria relación que ha de existir entre la Biblia y la arqueología. «Están llamadas a un diálogo fluido y sereno, respetuoso de la naturaleza y límites de cada una, pero aprovechando las posibilidades que se ofrecen una a otra», señala Cabello. Además, insiste en que la vocación arqueológica «no es demostrar ni probar la historicidad del relato bíblico». El autor del libro estima que la Biblia «no necesita que le den la razón. Su misión es iluminar, aclarar, reconstruir, explicar...», indica. Y es que Pedro Cabello estima que las Sagradas Escrituras transmiten «historias reales de un pueblo que ha experimentado en su vida la intervención de Dios». Para ello, recoge «tradiciones múltiples, de diversas procedencias y momentos, narradas como si de una sola historia se tratara», por lo que puede parecer que hay «aparentes contradicciones, repeticiones o solapamientos».