En marzo, la Universidad de Salamanca investía doctor honoris causa al poeta Pablo García Baena por sus múltiples reconocimientos como el poeta más longevo y distinguido del grupo cordobés Cántico, oasis de libertad expresiva y acendrado esteticismo en una época oscura de absolutismo político y altisonante poesía social. La Universidad de Córdoba no podía dejar pasar la oportunidad de nombrarlo también con este título, corroborando aquel no tan lejano 1954 en que el Ayuntamiento lo designaba hijo predilecto con motivo de la concesión al poeta del Premio Príncipe de Asturias de las Letras, ratificado veinticinco años después en el homenaje que la Junta y el Ayuntamiento le dedicaban rememorando estos títulos. En 2015, la Asociación de Escritores de España, sección de Andalucía, le entregaba el galardón de la Letras Andaluzas Elio Antonio de Nebrija. Sin duda, y contra todo adagio, Pablo sí es profeta en su tierra.