Detrás de este descenso se encuentra, según la Consejería de Agricultura, el bajo precio de la uva, pero también las ayudas que se concedieron para el arranque y su sustitución por olivar, además del envejecimiento de los viticultores. «Desde hace unos años venimos observando esta reducción. El viticultor y los bodegueros están sufriendo y las cooperativas también han tenido dificultades. Pienso que hemos tocado fondo y que no se debería arrancar más superficie», indica Francisco Zurera, delegado provincial de Agricultura. Zurera destaca que el viñedo es un cultivo «muy social» y «prioritario» para la provincia. «Tenemos que hacer sector sostenible. Si al que pone la viña no le es rentable, mal negocio para todos, para él y para el jornalero», indica. Por eso, considera que un precio de la uva a 0,30 euros por kilo «es matar al sector». El delegado de Agricultura reivindica la importancia del cultivo y sus peculiaridades. «Debemos creernos que tenemos el único vino fino natural que existe en el mundo y éste se produce en Montilla-Moriles», añade. Precisamente, Zurera advierte que la fluctuación en los precios de la uva no ayuda, a lo que se une también el escaso proceso de mecanización en la recogida o el poco tamaño de las explotaciones (el 34% tiene menos de una hectárea).