La Cofradía Hermandad de la Virgen de Luna de Villanueva de Córdoba realizó este domingo, bajo estrictas medidas de seguridad, el traslado de regreso de la patrona desde la parroquia de San Miguel, donde permanecía desde el 1 de junio, hasta su ermita. Para evitar aglomeraciones, la Virgen salió de la parroquia a las 5.15 horas de la madrugada, con una comitiva formada por un número reducido de personas.

En la plaza del Regajito, la Virgen de Luna fue girada hacia el pueblo para realizar una oración, y el presidente, Pedro Cañuelo, expresó su deseo de que cuando le toque regresar a la localidad el 24 de mayo del 2021, se puedan retomar los actos tradicionales y la romería festiva. En esta ocasión sí se llevó a cabo una novena los días previos en la parroquia.

A la salida, con temperaturas muy frescas, y hasta entrar en la zona de campo, un grupo de personas portaban antorchas. La Virgen de Luna se adentró en la dehesa a las 5.40 horas, aún en plena oscuridad, aunque iluminada precisamente por la luna. Tras realizar los casi 11 kilómetros del recorrido, con la escolta delantera y trasera de patrullas de la Guardia Civil y ya con el día amanecido, los portadores con la patrona, la cofradía y algunos vecinos, llegaban al Santuario a las 8.40 horas, con el lanzamiento de cohetes.

Allí se procedió a realizar un recorrido alrededor del santuario, con el revoleteo de la bandera y al toque del tambor, llevando a cabo una parada en la parte trasera de la ermita desde la que se divisa a lo lejos Villanueva de Córdoba, para proceder después a la entrada en el templo, en cuyo pedestal de granito del altar fue colocada.

Estuvo presente en todo momento la bandera que revoloteaba ante la Virgen Pedro Gutiérrez, y el tambor que hacía sonar, con su toque característico, Bartolomé Camacho.

Para el traslado, frente al carruaje empleado en junio para la llevada a la localidad, en esta ocasión se utilizaron unas andas que la cofradía tenía por la donación realizada, tiempo atrás, por la devota Ana Sánchez, con la incorporación de un palio de los años 60 del siglo pasado, perteneciente al primitivo paso. Esas andas permitían que se acoplaran cuatro u ocho porteadores, y así se fue realizando el recorrido, con los correspondientes relevos hasta alcanzar el templo.

El presidente de la cofradía, Pedro Cañuelo, señaló que el traslado se realizó «con tranquilidad, muy dignamente y con el orgullo de llevar a la Virgen de Luna, con la compañía de las personas que pudieron estar con ella en el camino de la jara». Aunque «echando de menos el bullicio de los romeros y la jornada de romería».

Cañuelo, que insistió en la salida en el uso de la mascarilla y que se guardara la distancia de seguridad, destacó que «la gente ha cumplido perfectamente y han dado una lección de responsabilidad y de fe».

Acompañó a la Virgen en el traslado la alcaldesa, Dolores Sánchez, que hizo hincapié en que «este segundo fin de semana de octubre, que se caracteriza por lo multitudinario de la Feria del Jamón y de esta romería, ha sido muy diferente este año, por las circunstancias sanitarias.

Para el regreso a su ermita, el camarero de la Virgen de Luna, Antonio Escribano, eligió un manto de color fucsia con bordados dorados y una saya blanca también bordada. Las andas iban adornadas con un centro floral de nardos.

Ahora, la Virgen permanecerá en su santuario «cuidando la bellota», como marca la tradición, y con misas semanales, hasta que el 7 de febrero sea trasladada a Pozoblanco.