El castillo de Belalcázar fue construido a partir de 1466 por la familia Sotomayor y constituye una de las más importantes expresiones de fortaleza señorial castellana de la Baja Edad Media. Su imponente silueta sobresale en el paisaje incluso a muchos kilómetros de distancia y es que la torre del homenaje, con 47 metros de altura, es la más alta de la Península. Junto al castillo y al foso se encuentra el recinto amurallado que fue iniciado en época de los omeyas. Muchos atractivos que hasta ahora no habían podido disfrutarse porque se encontraba abandonando y en estado ruinoso. Pero, por fin, el viernes, ayer sábado y hoy domingo está recibiendo a los primeros visitantes que acceden a su interior e incluso suben a lo más alto de la torre, después de que hayan finalizado las obras de consolidación y puesta en valor en las que la Consejería de Cultura, propietaria del castillo desde 2008, ha invertido más de un millón de euros y que a lo largo de 16 meses ha realizado la empresa Lorquimur.

355 afortunados // En total, serán 355 los afortunados que podrán acceder ya que las visitas comenzaron el viernes con tres grupos de 50 personas, igual que ocurrirá hoy domingo y a ello hay que sumar los 55 visitantes que acudieron ayer desde Córdoba en una actividad promovida por la Delegación de Cultura de la Junta, con motivo de las Jornadas Europeas de Patrimonio.

Tanto interés ha despertado que la delegada, Cristina Casanueva, anunciaba el martes que se habían ampliado las visitas al viernes y al domingo, aunque en este caso había que acudir con medios propios. Ayer, sin embargo, las 55 que habían reservado plaza partieron de Córdoba en autobús poco después de las 8.00 horas de la mañana. Junto a ellos, Mercedes Mudarra, asesora técnica de Bienes Culturales y Francisco Rioboo, jefe del Departamento de Conservación de la Delegación de Cultura, que portaba el manojo de llaves que abrían todas las puertas empezando por los portones de acceso, dónde aún se encuentra el cartel con las recomendaciones de seguridad al entrar en una zona en obras.

Ambos condujeron al grupo por el camino que rodea el castillo, desde el que se apreciaban algunas de sus 8 torres y 21 contrafuertes, así como los muros de 8 metros de altura de estilo gótico.

CENTRO DE RECEPCIÓN // Después, parada en la antigua casa de campo, con restos de la antigua ermita de la Virgen del Castillo, que se ha adaptado como centro de recepción de visitantes. Aún falta el proyector, aunque sí dispone de aseos y de un mostrador. El siguiente punto era abrir el castillo y entrar al patio de armas ,dónde se puede ver la reconstrucción de algunos muros colapsados y la reposición del mortero en las juntas y los sillares. Y desde ahí, a la torre del homenaje, perfectamente iluminada, y subiendo en cinco niveles con escaleras de caracol y algunos peldaños de casi 50 centímetros de alto. Ya lo advierte un cartel: «Las escaleras entrañan una dificultad alta. No se recomienda la subida a personas con movilidad reducida, personas con claustrofobia y personas con problemas de corazón».

Arriba, las fotos para el recuerdo y al bajar, la emoción de todos los visitantes. Así lo expresaban Pepa y Tere López, dos hermanas que elogiaban el proceso de restauración: «Lo están haciendo bien, paso a paso». Esperanza Rosas contaba que se enteró a través de Diario CÓRDOBA de que iba a haber unos días de visita y acudió con su marido y sus hijos mellizos, Ángel y Ana, de 6 años. Para enero se prepara una jornada de puertas abiertas que está pensada especialmente para los belalcazareños.