El auto que archivó la denuncia interpuesta por cinco exalcaldes de Córdoba reclamando la titularidad pública de la Mezquita ha tenido una segunda vida, al ser utilizado para estafar a un vecino de Villanueva de Córdoba que residía en la capital. El auto que en su momento dictó el titular del juzgado número 6 (en junio del 2016) archivando las diligencias ha sido burdamente copiado en un presunto delito de estafa (además de otros supuestos de falsedad documental o usurpación de funciones públicas) que se investiga en Pozoblanco. De hecho, los abogados del Obispado y del Ayuntamiento de Córdoba que intervinieron en la causa de la Mezquita han sido llamados a declarar en calidad de testigos en el juzgado de primera instancia e instrucción de Pozoblanco.

La surrealista segunda vida del auto de la Mezquita comienza hace un par de años en Córdoba, donde residía el presunto estafado, que conoce a una sudamericana que pasa por supuestos apuros económicos y a la que por lástima termina prestando dinero. «A lo largo de dos años, mi defendido le abría prestado a esta mujer unos 7.000 euros», explica M.D. Bustos, la abogada defensora del presunto estafado, a la que acudió tras requerir sin éxito a su vecina la devolución del préstamo. En ese tiempo, este hombre habría conocido a una segunda persona, un hombre también sudamericano que podría haber actuado en connivencia con la vecina y que se presenta como funcionario del juzgado. Este hombre habría ofrecido al presunto estafado «ayuda» para solucionar su problema y lograr la devolución del préstamo. A cambio de esos servicios le pide 300 euros para el procurador, otros 300 para un abogado y 500 para él mismo. Transcurrido un tiempo, el supuesto funcionario de los juzgados le entrega al estafado el auto de la Mezquita, en el que en el habitual lenguaje judicial se decreta «el archivo de las diligencias» y se copia desde el número de registro al nombre de los letrados del Obispado y del Ayuntamiento (de ahí que ahora hayan sido llamados a declarar), pasando por los razonamientos jurídicos: «Expuesto lo anterior, considero que los hechos denunciados carecen manifiestamente de contenido penal». El autor añade al auto algunas frases para hacer más verosímil el engaño, así como la obligación, por parte de la estafadora, de retribuir al estafado con «una cuantía de 700 euros mensuales a partir de enero del 2019 y hasta noviembre del 2019», para lo que incluye un número de cuenta (la del estafado) donde debieran hacerse los ingresos. También cuela la obligación de firmar el auto, algo inaudito en el mundo judicial.

La trampa se descubrió cuando el estafado, impelido por su hijo al que termina confesándole que ha sido víctima de un engaño, regresa a la abogada que con una sencilla comprobación de datos del juzgado comprueba que el auto es falso. La sorpresa llegó cuando en las siguientes indagaciones descubrieron que el falso auto copió, no se sabe si por azar o por elección consciente, el auto de la Mezquita, que tres años después ha tenido una segunda y surrealista vida.