El gobierno municipal ha dado ya sus primeros pasos y empezado a discernir entre lo urgente, que se suele comer a lo importante, y los pegos. Apenas siete días han pasado desde que José María Bellido fuera proclamado nuevo alcalde de Córdoba y ya se han hecho promesas (como abrir las piscinas de la Fuensanta y la calle Marbella a más tardar la segunda semana de julio), críticas a la anterior Corporación (como la de Cs por el retraso a la puesta en marcha de las escuelas de verano) e incluso milagros (también de Cs por decir el jueves que el contrato de la ayuda a domicilio estaba «en el aire» y solucionarlo al día siguiente).

Esta semana se ha conocido el organigrama político del nuevo gobierno, que Bellido ha estructurado con más tenencias de alcalde; con sus dos hombres fuertes a la cabeza, Salvador Fuentes (Urbanismo, Vivienda y Hacienda) y Miguel Ángel Torrico (portavoz, Presidencia, Seguridad y Movilidad), y con un esquema-réplica del modelo que PP y Cs llevan ensayando seis meses en la Junta de Andalucía. Aunque la transversalidad de algunas áreas sugiere la intención de querer ser solo un gobierno y no dos partidos haciendo la guerra por su cuenta (como tanto le criticaron a PSOE e IU), esta misma semana ya hemos visto maneras diferentes de gestionar los problemas de los primeros días. De momento, el partido naranja ha salido al ataque, con las denuncias de la concejala de Servicios Sociales, Eva Timoteo (la primera en dar una rueda de prensa) a la herencia de su antecesor, mientras que los populares se han replegado a sus despachos (se entiende que revisando expedientes y cuentas) y han cedido todo el protagonismo al alcalde.

Bellido, por su parte, además de su actividad interna (firmó el decreto para el reparto de concejalías, constituyó la junta de gobierno local y se comprometió junto a su socia, Isabel Albás, con 23 medidas para los 100 primeros días de gobierno), ha reservado tiempo para hacer guiños al mundo del deporte (con el homenaje al Córdoba Futsal), la cultura (con la donación de un cuadro de Romero de Torres) y los vecinos (haciendo frente al problema del cierre de las piscinas).

La oposición, por su parte, trata estos días de acomodarse a la nueva coyuntura, literal, psicológica y metafóricamente hablando. El cambio de despachos se ejecuta el lunes, mientras que se consolida la frase de «tienes más novios que el despacho de UCOR», que fue okupado por Podemos, pero tendrá que desalojarlo en favor de Vox.

El teniente de alcalde de Presidencia, Miguel Ángel Torrico, pospuso al lunes el cierre de las liberaciones y el personal de confianza (asesores y administrativos) que tendrán los partidos, basándose en la proporcionalidad de los votos obtenidos el 26-M. Según el reparto, el más perjudicado aparentemente es el PSOE, donde solo podría liberarse la portavoz, Isabel Ambrosio, y dos ediles más (Vox, un concejal; Podemos, otro; IU, dos, y el gobierno, 12). Esta es una negociación clave para la Corporación y para la financiación de los grupos municipales, que contarán con un incremento del 1,54% salarial anunciado por el alcalde, que también confirmó una ampliación de los cargos directivos en este mandato.

Sindicatos como la CTA han criticado ya que ésta sea una de las primeras medidas del gobierno (ningún partido), a lo que el PP replicó que los sueldos llevan 4 años congelados (exceptuando la actualización de los últimos presupuestos municipales) y que este es el momento de hacerlo, antes del pleno organizativo. Para dicho pleno, previsto el jueves (solo un día antes del de Diputación, donde repite el socialista Antonio Ruiz, con un apoyo del 66% de sus compañeros y el 33% en contra), podría estar cerrado, aunque no es preceptivo, el organigrama de gerentes y directivos de áreas.