Las nuevas normas sobre producción ecológica y etiquetado se aprobaron la semana pasada, tras un largo proceso, en el Parlamento Europeo. El negociador del Europarlamento, Martin Häusling (Los Verdes de Alemania), explicó en una rueda de prensa que «esta normativa ofrece claridad y certidumbre tanto a los productores como a los consumidores de la Unión Europea (UE). Contribuye a mejorar la calidad de los alimentos ecológicos, pero también responde a las necesidades de un mercado en crecimiento».

La sesión plenaria de la Eurocámara en Estrasburgo debatió las normas y aprobó el 19 de abril el contenido del texto base que logró el apoyo de 466 eurodiputados, 124 se pronunciaron en contra y 50 se abstuvieron. Desde que en marzo del 2014 la Comisión Europea (CE) adoptara su propuesta de reforma, el documento, que no contentaba ni a estados miembros ni al sector ecológico europeo, pasó por multitud de complejos procesos negociadores. Más de 20 meses de duras negociaciones, varias presidencias y 18 trílogos (negociación a tres bandas de Eurocámara, Comisión y Consejo), algunos a punto de fracasar, han sido necesarios para lograr un acuerdo que se alcanzó en noviembre.

Entre los puntos clave de las nuevas normas eco aparecen, entre otros, controles más estrictos, granjas mixtas (producción convencional y ecológica, aunque debidamente separadas) o procedimientos de certificación para pequeños agricultores más fáciles. Como novedad se incluyen nuevos productos como sal, corcho y aceites esenciales, aunque se podrán sumar otros más adelante.

Respecto a la contaminación con pesticidas, uno de los asuntos que mayores escollos creó durante la negociación, sigue sin armonizarse, ya que los estados miembro que tienen umbrales para sustancias no autorizadas en los alimentos ecológicos pueden seguir aplicándolos, pero deben permitir que otros productos alimenticios eco de otros países de la UE entren en sus mercados.No obstante, existe el compromiso de evaluar de nuevo las reglas contra la contaminación por la Comisión Europea en 2025. A este texto base aún le queda un trámite final, su paso en mayo por el Consejo de Ministros de Agricultura, que lo adoptará formalmente.