El lunes es el último día para presentar a la Junta Electoral las candidaturas de las elecciones generales del 28 de abril. Los partidos apuran los plazos, y las sedes provinciales esperan que sus direcciones nacionales ratifiquen sus propuestas, en algunos casos; o designen directamente, sin mediación alguna de las provincias, a los candidatos, en otros. A estas alturas, y con striptease incluido, solo el PSOE ha hecho sus deberes. Con debate y propuestas de la militancia, aunque la última palabra la haya tenido el comité federal, después de un tenso pulso (en el caso de varias provincias andaluzas, incluida la cordobesa) entre el sector susanista y la dirección sanchista. Desde el domingo, todas las circunscripciones conocen a los candidatos al Congreso y al Senado. En Córdoba, encabezarán Luis Planas, y Rafi Crespín (Congreso), y María Ángeles Luna (Senado).

La fórmula del show cooking en la confección de listas de los socialistas contrasta con el hermetismo en las cocinas de partidos como PP y Cs. Este último no ha celebrado en Córdoba primarias para elegir candidatos --estos procesos han tenido, por cierto, denuncias de pucherazo en algunos territorios en los que sí se han hecho-- por no alcanzar el mínimo estipulado de afiliados para su celebración. Sin primarias, «ni quien tiene que presentar las listas en la Junta Electoral conoce a día de hoy la propuesta», comentaba ayer un dirigente de Cs al reconocer que todo (listas municipales y generales) se está cocinando en Madrid. De la formación de Albert Rivera solo se conoce, de momento, que el diputado Marcial Gómez aspira a la reelección.

Por su parte, el PP, con una apuesta del mismo Pablo Casado, solo ha dado a conocer al número 1 por Córdoba: Andrés Lorite. Esta elección ha estado marcada por la proximidad del candidato cordobés al líder nacional, que es quien está eligiendo a los diputados para asegurarse un grupo a su medida en el Congreso (lo mismo que ha ocurrido en el PSOE, dicho sea de paso). Los populares cordobeses esperaban ayer recibir luz verde de Génova para informar sobre el resto de candidatos (han sonado nombres como el de Fernando Priego o Mª Luisa Ceballos), pero la noticia se resiste.

En Unidos Podemos, la coalición de IU y Podemos, el camino se ha hecho por separado, para confluir a pelo en las papeletas. En Córdoba, la lista debe abrirla Podemos, que eligió a Martina Velarde, después de que el nombre del camerunés Sani Ladan se cayera a las pocas horas de filtrarse. IU, por su parte, designó candidato a la cámara alta a Manuel Baena; mientras que para el Congreso los nombrados fueron Carmen María Ruiz, Elena Ruiz, Miguel A. Peña y Juan Madueño. Ayer, ninguna de las dos formaciones podía dar información cierta. «En Madrid tienen mucho lío con todas las candidaturas», dijeron.

De Vox, la fuerza que espera irrumpir en Madrid con igual o mayor fuerza que en Andalucía, no han trascendido nombres.

El PP ganó con el 34,4% de los votos las elecciones generales del 2016 en Córdoba, una provincia que se repartió seis escaños en el Congresos (dos el PP, dos el PSOE, y uno y uno, para Unidos Podemos y Cs) y cuatro senadores (tres del PP y uno socialista).