Aunque Antonio Alarcón, con toda modestia, se considera "un continuador de la obra de Cruz-Conde", su tarea está jalonada por algunos logros que forman ya parte de la historia de Córdoba. Verdad es que el proyecto de la estación, aprobado por real decreto en diciembre de 1977, quedó olvidado en un cajón y él dolido para siempre, pero sí que fueron posibles otras realizaciones de las que se enorgullece el ex alcalde. Logró evitar la desaparición el Gran Teatro gracias a una oportuna adquisición municipal. Y su lucha por traer a Córdoba la universidad, "gracias a la discreción que me recomendó Pepe Solís que lleváramos en el asunto --dice-- para que no se enteraran otras ciudades y la reclamaran también", le valió en 1972 la Encomienda de Alfonso X el Sabio. Pero quizá lo que más satisfacción le ha dejado fue la creación de siete colegios. La formación es el futuro, y hacia él miró siempre este servidor de Córdoba.