La celebración del Día de Todos los Santos que cada año comenzaba a llenar los cementerios de Córdoba unos días antes del señalado 1 de noviembre, indiscutiblemente, ha cambiado con el coronavirus. En la mañana de este sábado, el silencio se ha adueñado de las calles de las necrópolis de la ciudad en las que eran muy pocas personas las que se han acercado, con su cita previa, a visitar a sus difuntos.

Pedro Ruiz, gerente de Cecosam, ha explicado que la principal diferencia con el año anterior es la no acumulación de personas especialmente los días 24 de octubre, 31 y 1 de noviembre. Se han conseguido espaciar en el tiempo las 16.000 personas que han visitados estos días los cementerios, gracias a la obligatoriedad de reservar la visita con anticipación.

Además, dice Ruiz, salvo la misa de mañana, todos los actos culturales -como representaciones de teatro y conciertos de orquesta-- que se habían celebrado otros años han quedado suspendidos. En general, los cordobeses están contentos de que no se produzcan las aglomeraciones de otros años y de poder visitar a sus difuntos con más tranquilidad.

Actualmente, el aforo disponible por hora es 40 personas en el Cementerio de la Salud, 100 en el de la Fuensanta y 200 en el de San Rafael y solo se puede acceder a ellos en horario de mañana para trabajar en labores de desinfección por las tardes.

En cuanto a las medidas de seguridad, se controla exhaustivamente las entradas y salidas, se controla la temperatura, se ha dispuesto gel y guantes en las entradas, las escaleras son desinfectadas constante mente y se pulveriza con una mezcla desinfectante con frecuencia, entre otras.

"Siempre que no hay entierros, estamos limpiando, pintando, tirando la basura, ayudando a la gente"

Para velar por la seguridad y ayudar en lo que necesiten a los que acudan estos días a visitar a sus difuntos, el personal de Cecosam trabaja con ilusión estos días y recuerdan -quienes estuvieron—las diferencias con años anteriores. Así, Mariano Perales, que lleva 18 años trabajando en el Cementerio de la Salud narra que su trabajo es constante: “siempre que no hay entierros estamos limpiando, pintando, tirando la basura, ayudando a la gente. Ahora tienen prioridad las labores de limpieza, como es lógico”. En cuanto a la respuesta de los visitantes, cuenta que siente el agradecimiento. “Mayoritariamente, la gente nos da las gracias por apoyarles en esta situación, pero también es cierto que hay quien lo entiende”.

Un empleado toma la temperatura a las personas que van a entrar en el cementerio de San Rafael. Una de las medidas de control para evitar la expansión de la pandemia de covid. Foto: A.J. GONZÁLEZ

Durante el día de hoy unas 21 personas en total han trabajado en los cementerios de Córdoba en las tareas rutinarias y en los preparativos de mañana. Para el Día de Todos los Santos está previsto que se refuerce la plantilla, multiplicando por dos las personas que trabajarán en los cementerios.

Además de los trabajadores de Cecosam en los cementerios también, tradicionalmente, trabajan otras personas que ayudan a las familias a acondicionar las lápidas, cuidar las flores, entre otras tareas y que, por las limitaciones, han visto mermada su actividad. No obstante, afirman -sin querer revelar su identidad—que no han tenido problema para hacer su trabajo más allá que el de tener que solicitar, como el resto, una cita para entrar.

Asimismo, los floristas también han sufrido las consecuencias de la pandemia. Los propietarios del puesto de flores de San Rafael Cementerio de San Rafael --que ha pasado por tres generaciones y tiene casi un siglo de vida-- denuncian que “las ventas han caído muchísimo con las limitaciones del aforo” y que, aunque saben que no son los únicos afectados por esta crisis, no saben cómo se recuperarán de este duro golpe.

"Se notaba que había gente que quería a sus difuntos"

“La vida de los cementerios son los visitante”, sostiene Perales y, aunque asistan menos personas, la tradición es la tradición. Por ello, las hermanas Matilda y Rosario Angulo, que visitaban hoy el Cementerio de la Salud felicitaban a la organización “Está todo estupendamente. No solemos venir el día 1 para evitar las aglomeraciones, pero este año estamos muy cómodas”.

Así, Francisco Serrano que ha ido a visitar a sus abuelos en el cementerio de San Rafal explica que es indiferente a la reducción de aforo. “Si te dijera que prefiero esta soledad, te miento. Se notaba que había gente que quería a sus difuntos”.

Por su parte la familia de ‘Los Chiquitines’ y ‘Los Jaros’, que cada año se reunían las familias al completo para velar a sus difuntos durante todo el día, esta mañana eran solo cuatro personas entristecidas por “haber perdido la libertad”. “Somos conscientes de la situación que estamos viviendo, y entendemos todas las medidas, pero no podemos dejar de sentir pena por no poder reunirnos como antes”, lamentan.