Más de mil niños reciben cada curso atención educativa en las aulas de los tres hospitales públicos con mayor capacidad de la provincia (Reina Sofía, Infanta Margarita de Cabra y Valle de los Pedroches de Pozoblanco). Cifra a la que se suma un número variable de niños que recibe esta atención educativa en sus domicilios, debido a que las patologías que presentan les impiden acudir al colegio o instituto con normalidad. Las aulas hospitalarias son un servicio de la Delegación de Educación de la Junta, con 32 años de vida, que tiene como objetivo que menores de edad que están haciendo algún curso de enseñanza obligatoria y que tengan que permanecer hospitalizados durante un tiempo permanente o periódico, puedan continuar con su formación escolar.

Estas aulas cuentan con el apoyo del sistema sanitario público de Andalucía, que en los tres hospitales cordobeses antes citados, disponen de una zona pediátrica destinada a aulas, que está dotada con mobiliario y material necesario para el desarrollo de las actividades educativas que requieran. En concreto, durante el pasado curso, que no permitió la atención presencial desde marzo por el confinamiento, fueron 1.049 alumnos los que se beneficiaron de la asistencia educativa en alguna de las aulas hospitalarias, una cantidad inferior a otros cursos debido a esa circunstancia, ya que siempre se supera ampliamente el millar.

Según la Delegación de Educación, el curso pasado en el Reina Sofía fueron atendidos 884 alumnos; en el hospital de Pozoblanco, 92; y en el de Cabra, 73. El curso anterior 2018/19, que aún no estuvo marcado por el coronavirus, esta prestación alcanzó a 1.274 alumnos en el Reina Sofía; a unos 200, en el hospital de Pozoblanco y a 375, en el de Cabra.

La Junta explica que, en este nuevo curso, marcado por la pandemia, el protocolo covid, supervisado por el Equipo Técnico Provincial de Orientación Educativa y Profesional (Etpoeh) y por la gerencia de los hospitales, ha conllevado un cambio organizativo y metodológico en la forma de atender a los alumnos. Se ha restringido el acceso al aula, de forma que se atiende a un alumno por mesa de trabajo y se presta enseñanza a un mayor número de alumnos en sus habitaciones. Cada recurso que se usa es desinfectado y puesto en cuarentena, al igual que los espacios del aula. Sin embargo, el trabajo de coordinación con los centros de referencia es el mismo.

La Junta recalca que, tanto en los casos en los que los alumnos beneficiarios de esta prestación permanezcan ingresados por un tiempo inferior a los seis días, como cuando estén hospitalizados más de siete días, los docentes desempeñan una labor trascendental, puesto que no solo enseñan, sino que ayudan a hacer de esa estancia, junto con el personal sanitario, un lugar más agradable para el alumnado.

La Delegación de Educación avanza que está trabajando en un proyecto para que el alumnado ingresado pueda conectarse vía telemática con sus centros escolares y con el profesorado y compañeros de clase. De esta forma, podrían completar su formación, mejorar su motivación y sus emociones.

Por otro lado, para la atención educativa que se realiza a nivel domiciliario, se cuenta con profesores, que también acuden a las Aulas Temporales de Adaptación Lingüística (ATAL). Unas instrucciones de 14 de noviembre del 2013 regulan los requisitos para poder acogerse a este recurso. La enseñanza que se presta a domicilio es presencial, pero este curso incluye un protocolo covid para evitar contagios. El cumplimiento de este requisito es esencial para poder recibir las clases presenciales en casa. En caso de que el médico del alumno recomiende que nadie entre al domicilio, su familia debe presentar en la Delegación de Educación un informe médico previo y recibirá la atención educativa de forma telemática.