Como catedrático de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Veterinaria de Córdoba, Antonio Arenas, que también preside el colegio profesional, conoce muy bien el coronavirus a través de las enfermedades que afectan a la ganadería, aunque, reconoce, las crisis del covid-19 «nos ha pillado un poco desprevenidos» y su gran problema es el «colapso en el sistema sanitario», ya que ha afectado a una población «sin ningún tipo de defensa» y ha llegado «sin experiencia previa en la inmunidad de la población». Y también los animales están sintiendo que algo raro pasa a su alrededor. Mientras esta crisis finaliza, el Colegio de Veterinarios de Córdoba ha mostrado su solidaridad aportando al servicio público de salud material sanitario, como batas, guantes, mascarillas y ventiladores, además de seguir cuidando de nuestras mascotas.

-Un perro, un gato, un hámster... ¿Pueden contagiarse y transmitir el covid-19?

-Ellos pueden tener el virus, contagiarse, pero no transmitirlo a los humanos. Hasta ahora, lo único que se ha visto es que algunos perros pueden infectarse si tienen un estrecho contacto con personas afectadas por el virus. De hecho, en todo el mundo hay, que sepamos, dos perros que se han contagiado. Pero el contagio es muy pequeño, según las técnicas que se tienen para averiguarlo. De esos dos perros, uno de ellos falleció a los pocos días de darle el alta, pero fue de viejo. El otro es un pastor alemán que también se ha contagiado a partir de una persona, en el que se detectan muy pequeñas cantidades de ácido nucléico, pero no se ha podido aislar el virus a partir de él.

-¿Cómo sabe alguien si su mascota está contagiada?

-No lo va a saber nunca. En el caso de los dos perros referidos anteriormente, se trata de animales que se han recogido de hogares cuyos dueños ha sido ingresados por coronavirus y, al quedarse solos, se han llevado a un centro de cuarentena donde se les hizo esta prueba.

-¿Puede ser un alivio convivir con una mascota en estos días de aislamiento?

-Uno de los grandes beneficios que tienen las mascotas es la compañía, y más en las condiciones que estamos viviendo actualmente, con muchas personas solas a las que estos animales les dan cariño, y eso es importante. Otro tema es la persona que esté en su casa y tenga la enfermedad, que convendría que tocara lo menos posible al animal. Es muy complicado porque alguien que esté infectado debe estar completamente aislado y no tener contacto con el resto de su familia, y mucho menos con los animales de compañía.

-¿En estos momentos se puede acudir al veterinario?

-Sí. Es un servicio de los denominados esenciales, según recoge la normativa, y todas la clínicas veterinarias están funcionando, pero sometidas a unas condiciones de seguridad importantes para prevenir contagios humanos.Hay que solicitar cita previa, no debe haber más de una persona en la sala de espera y solo una con el animal.

-¿Cómo afecta el confinamiento a una mascota?

-No cabe duda de que tiene que afectarle, lo que ocurre es que la psicología animal no está tan desarrollada como la humana. Sí se sabe que el confinamiento afecta de una manera determinada a los animales, que en esas situaciones adquieren hábitos extraños, repetitivos o de otro carácter. Pero este tipo de confinamiento lo viven en familia, tienen la gran ventaja de poder salir a la calle, y para ellos lo importante es estar con su dueño. Puede que echen de menos a otras personas de su entorno, pero si tienen a su dueño, lo tienen todo.

-Al resto de la fauna, ¿cómo le está sentando esta situación? Últimamente se observan comportamientos extraños en algunas especies.

-Algunas especies están tomando espacios ahora deshabitados, lo que es normal. Pero eso no significa que estén cambiando sus hábitos. Simplemente, al estar más tranquilos, andan más a sus anchas y se adentran en lugares que antes no frecuentaban, ante la ausencia de personas. Se retirarán cuando todo esto acabe.

-¿Qué puede pasar cuando todo esto acabe?

-Volveremos a la normalidad. Esta enfermedad nos ha cogido desprevenidos, especialmente a los políticos, pero es un proceso que se conoce en muchos animales. Las coronavirosis se conocen en los animales desde los años 30 del siglo pasado, y todas ellas tienen un amplio componente estacional, y esta no tiene por qué ser distinta. En el momento en el que comiencen a subir las temperaturas y a secarse el ambiente, las condiciones de contagio serán desfavorables para este tipo de virus. Lo que se espera es que cuando mejore el tiempo las condiciones de contagio se vean muy mermadas. Ya pasó con la coronavirosis en porcino hace unos quince años. Comenzó durante el invierno, pero en cuanto llegaron las altas temperaturas se terminó.