Después de cuatro meses de incendios en viviendas de El Brillante y en otras zonas próximas, vecinas consultadas por este periódico agradecen el refuerzo de la presencia policial realizado recientemente para frenar estos incidentes, aunque ahora también esperan eficacia en la localización de sus autores con la convicción, eso sí, de que podría no ser una tarea fácil.

El miedo a que regresen los atentados a sus casas continúa presente entre estos residentes, que en casi una treintena de ocasiones han sido despertados en las madrugadas del fin de semana por el olor a humo o la presencia de las llamas en sus zonas verdes. Aseguran que se han sentido «desprotegidos» y que su único recurso ha sido refrescar la vegetación para evitar que prenda con facilidad, pero en estos momentos ya están más tranquilos por el impulso que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado dieron la semana pasada al trabajo que realizan para frenar estos fuegos.

«Estamos más tranquilos, pero va a ser muy difícil que el miedo se nos vaya del cuerpo», afirma Inmaculada Muñoz-Repiso, una de las afectadas. Su propiedad ardió junto a otras dos colindantes, causando daños no solo a los setos colocados en el perímetro, sino también al mobiliario del jardín, la electricidad, el sistema de riego automático y aparatos de aire acondicionado. Consultada por si el siniestro afectó a otros bienes como los vehículos particulares, aclara que «lo primero que hizo mi marido fue sacar los coches de la cochera por miedo a que pudiesen explotar, las llamas pasaron por encima».

Inmaculada admite que ninguno de sus vecinos ha viajado durante el puente del Pilar. «No tiene sentido que dejes la casa sola en estos momentos. No creo que se muevan en mucho tiempo hasta que esto no se calme», comenta. En este sentido, recuerda que «nunca se había producido una ola de incendios de este tipo», que ha llevado a los residentes a estar en «un sinvivir tremendo» y tener «muchísimo miedo».

De hecho, a finales de septiembre decidieron crear un grupo de Whatsapp para abordar este problema, que les ha permitido constatar cómo los incendios han afectado a sus vidas: algunas personas, como ella misma, se levantan de madrugada para comprobar que todo está en orden, mientras que otros consultan a los vecinos cuando escuchan voces o sirenas, o cuando observan desplazamientos de vehículos a altas horas de la noche. Acerca de la autoría de los incendios, aclara que «no tenemos ni idea de quiénes han podido ser. Tenemos prohibidas las cámaras que den a la calle y tampoco nos dejan que contratemos a un vigilante», recuerda.

Hace una semana, se reunieron con diferentes responsables de seguridad en la Subdelegación del Gobierno y, en un segundo encuentro, también con el alcalde de Córdoba, José María Bellido. Inmaculada explica que «el alcalde nos ha tranquilizado mucho al decir que iba a ser contundente», abundando en que «a partir del día que tuvimos la reunión, el dispositivo fue tremendo con furgones, coches y motos. Hay muchísimo más control policial e incluso han parado a toda la gente joven que vive por esta zona», asegura.

Esta vecina apunta que «creo que estos tipos lo que quieren es desafiar a la policía. Lo que nos gustaría es que nos dijeran que están cogidos, pero eso es muy difícil. Tenemos que aguantar el tirón y confiar en las fuerzas de seguridad».

De su parte, otra residente, M.A.R., lamenta que «hasta ahora habían hecho caso omiso. Pensaban que habían ardido cuatro pinos o cipreses. Hasta que no ha tenido trascendencia mediática, no han hecho nada». No obstante, en referencia a los resultados de los encuentros mantenidos hace una semana, precisa que «el viernes por la tarde había un control exhaustivísimo, hubo un despliegue tremendo, estuvieron pasando coches de Policía toda la noche. Agradezco muchísimo al alcalde que haya tomado las riendas».

Así, respecto a la situación vivida hace hincapié en que, a pesar de que los fuegos se iniciaban en los setos de las viviendas, «esto atentaba contra la vida de las personas, porque cuando prendes un incendio no sabes cómo va a terminar». Es más, recuerda que «las entradas de suministros como el gas están en la entrada de la vivienda. Es un peligro».

La preocupación de los vecinos les llevó a mantener un primer encuentro a principios del pasado septiembre con Miguel Ángel Torrico, concejal de Seguridad en el Ayuntamiento de Córdoba, quien, según ha rememorado M. A. R., remitió a Inmaculada Muñoz-Repiso a la Subdelegación del Gobierno. En aquel momento fueron advertidos de que «no era bueno dar visibilidad al problema porque podía interferir en la investigación policial», indica.

Sin embargo, los tres incendios registrados en la calle Poeta Valdelomar Pineda en fines de semana consecutivos les llevaron a plantarse. «El 28 de septiembre nos reunimos. Dijimos que íbamos a arder y no nos estaban haciendo ni caso». Una vez que el viernes pasado (cuando se celebró una junta local de seguridad extraordinaria) se dio un nuevo impulso a la solución del problema, esta vecina manifiesta que «más que el despliegue, que lo agradezco, espero que haya efectividad. Hemos estado desprotegidos. Nos han dicho que estaban colaborando la Policía Nacional y la Policía Local, pero parece que no era efectivo. A los hechos me remito. El fin de semana pasado (comenta en referencia a comienzos de octubre) actuaron el viernes y el sábado, y el domingo, a las nueve de la noche, prendieron un chalé en la calle Bruselas y quemó dos casas más. No te atreves a moverte. Escuchas una moto pasar y te preguntas ¿Me tocará?. Es un miedo real. Nunca me había dado miedo vivir aquí», reconoce.

La investigación avanza

Por otro lado, fuentes próximas a la investigación han detallado que el trabajo policial «avanza» y que la Policía Nacional mantiene abiertas distintas líneas de investigación en las que se ha identificado a varias personas. Las mismas confirman que existe una «mayor presencia policial uniformada y de paisano de lunes a lunes, desde última hora de la tarde hasta la madrugada, que es cuando se han producido la mayoría de los incendios».