Hosteleros y comerciantes alertan del varapalo que supondría para estos sectores que se aplicaran las nuevas limitaciones aprobadas el martes en el Consejo de Gobierno para los municipios en los que se decreten restricciones en la movilidad de la población por la alta tasa de incidencia del coronavirus. El Consejo de Gobierno dio el martes el visto bueno a una serie de medidas específicas, temporales y excepcionales para aquellas localidades o parte de las mismas donde se acuerde restringir la movilidad como ya ha ocurrido en Casariche, Sevilla. En Córdoba, de momento, no hay ningún municipio en el que se dé esa circunstancia, por lo que esas nuevas medidas no son de aplicación en ningún punto de la provincia, a menos que la situación empeore. La restricción a la movilidad debe ser aprobada previamente y publicada en el BOJA.

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En caso de que haya que aplicar esas medidas, ¿qué implican? Que no haya visitas a residencias ni se permitan las salidas de los usuarios; que no se concentren más de 10 o 15 personas, según sea en el interior o al aire libre, en un velatorio; que todo comercio tenga un aforo máximo del 50% y cierre como muy tarde a las 22.00; que todo negocio de restauración no permita más de la mitad de su aforo, prohiba el consumo en la barra, cierre antes de las 22.00 y no deje a más de seis personas en una mesa; que no abran peñas, asociaciones y clubes; que bodas y otras celebraciones no tengan más de 30 invitados; y que cesen su actividad los mercadillos.

El presidente de Hostecor, Francisco de la Torre, asegura que en caso de que haya restricciones a la movilidad y se apliquen esas medidas sería «un varapalo» para la hostelería, «el toque de gracia» que le faltaba y, con esa limitación horaria, supondría «prácticamente el cierre». «Lo que nos debe preocupar es no llegar a ese punto», advierte, que sería «un punto sin retorno». Por ello, anima a «seguir con el trabajo que estamos haciendo» y pide «la máxima responsabilidad» para no llegar a esa situación.

Los hosteleros tienen poca confianza en la campaña de Navidad. «Sabemos que el 2020 está tirado por la borda, que no habrá mucha actividad con la restricción de un máximo de diez personas en las mesas y que las comidas de empresa se van a recortar», afirma. Aunque es pronto, augura una merma del 70 o 75% en las reservas, que puede ir a más en función de lo que ocurra. A esto se une «el temor que tiene el cliente».

«La ruina» sería para los hosteleros el que se llegase a aplicar el aforo máximo de 30 personas en las celebraciones, según asegura Rafael San Miguel. Ya con la limitación vigente, de 100 personas en el interior y 150 al aire libre, y apertura hasta la 1.00, se han aplazado las bodas previstas al periodo que va de marzo a diciembre del 2021 y se han anulado las comuniones.

Comercio

Si la situación ya es de por sí «dramática», más lo sería aún si la capital, ya sea en parte o totalmente, o alguno de los municipios de la provincia tuvieran restricciones de movilidad que implicasen aplicar esas medidas. Eso es lo que piensa el presidente de Comercio Córdoba, Rafael Bados. «Si hubiera que dar un paso atrás, sería negativo para el sector», asegura Bados, que espera que «no llegue a ocurrir en ningún municipio». El máximo representante de los comerciantes en Córdoba piensa que esta situación «está incidiendo en la confianza del consumidor, que se va debilitando cada vez más» y hace que sea reacio a comprar. A su juicio, «la situación hoy ya es muy complicada en el comercio», donde recuerda que las ventas han disminuido un 50% en algunos subsectores y más de un 80% (un 90% en septiembre) en la Judería, «y las perspectivas, mientras la situación sanitaria no mejore, son negativas». «El consumo ha caído a lo mínimo y solo los productos de primera necesidad son los que se salvan», asevera.

El hecho de que el Ayuntamiento haya decidido suspender la Cabalgata y el espectáculo de luz y sonido de la calle Cruz Conde es calificado como «un revés» por Bados, que, no obstante, entiende que «en la situación de crisis en la que estamos es necesario evitar las concentraciones de personas». El presidente de los comerciantes opina que «esas medidas, por mucho que duelan, son necesarias». Tanto Bados, como San Miguel, y también De la Torre insisten en disponer de ayudas directas al sector.