Juan Ceña es el socio fundador de Zizai Hoteles y de Yianping Fu, el hotelero chino que soñó con convertir Córdoba en epicentro floral del mundo durante diez días y no paró hasta que lo logró.

-¿Qué balance hace de la segunda edición de Flora?

-Creo que ha habido instalaciones alucinantes, algunas me han parecido increíbles, no las ganadoras, aunque eso depende de los gustos. La potencia que tiene la creatividad no tiene límites. A nivel organizativo, el festival está mucho más asentado, hemos aprendido mucho y aunque hay cosas que mejorar, eso se nota. En cuanto al público, ha sido un éxito, impresiona ver cómo los cordobeses y cada vez más gente de fuera han venido masivamente a ver las instalaciones.

-¿Qué impresión se han llevado los artistas?

-Se han ido muy contentos de la experiencia. Y hay un dato curioso. La comunidad de gente que trabaja en todo el mundo con flores es muy grande. Yo hablé el año pasado y este con los artistas y les pregunté si se conocían. Ninguno conocía al resto personalmente, pero todos estaban al tanto de la obra de los demás. Córdoba ha sido el sitio donde se han puesto cara, algunos incluso mantienen contacto desde su paso por Flora.

-En solo un año, algunos cordobeses se han convertido en críticos florales. El público es cada vez más exigente.

-Para mí lo interesante es que Flora se ha convertido en tema de debate, la gente habla por la calle de que le ha gustado tal o cual instalación. Y eso está bien, es un logro que el lenguaje de este arte plástico se incorpore a la conversación. El reto será idear cosas nuevas para seguir impresionando al público, pero ya se nos ocurrirá algo.

-El objetivo es ir a más, pero este año ha habido menos patios y menos presupuesto. ¿Por qué?

-El presupuesto es casi el mismo que el año pasado, pero lo hemos asignado de forma distinta. Ha habido menos instalaciones pero han contado con más recursos y con más gente ayudando dentro y fuera de los patios. Es importante también distribuir bien las visitas para evitar las colas en la medida de lo posible. También se han destinado más recursos a comunicación y a conectar el festival con los colectivos ciudadanos. La visita de los chavales del colegio Santo Ángel fue emocionante. Hemos reasignado partidas y el año que viene también lo haremos, mejoraremos aspectos de cosas que se ven más y lo emplearemos en cosas que se ven menos.

-¿Quién hizo de interlocutor con el Ayuntamiento para proponer este festival de flores? ¿Cómo contactaron con la alcaldesa?

-Bueno, fue algo un poco surrealista. A mi socio se le ocurrió la idea del festival, me lo contó y decidimos intentarlo, pero solo conocíamos Córdoba como turistas así que nos chocamos con todo. La primera vez que hablamos con alguien del Ayuntamiento para exponer lo que queríamos hacer no daba crédito, pero insistimos e insistimos hasta que llegamos a la alcaldesa y logramos su apoyo.

-¿Sabían ustedes algo de flores?

-Fu sí, tiene un campo de rosas en Australia, pero yo no sabía nada. Pero eso es lo de menos, hemos buscado un equipo estupendo que sabe cómo organizar un festival como este y eso que muchos tampoco sabían nada de flores.

-Las visitas no han caído mucho pese al mal tiempo, pero ¿se sabe el perfil de los visitantes?

-De momento, solo sabemos que la mayoría son cordobeses, pero la Universidad ha realizado una encuesta en las colas que nos dará datos de cara al año próximo, queremos conocer el impacto del festival en la ciudad.

-Zizai sigue aportando la mayor parte del presupuesto de Flora. ¿El objetivo es que el festival funcione sin su ayuda?

-Este año, el presupuesto ha sido de 650.000 euros de los que Zizai aporta el 86%, pero queremos compartir el esfuerzo. La idea original es de mi socio, Fu, de ahí arranca todo, pero nos guste o no, el festival necesita alguien más que empuje. Podemos compartir el esfuerzo, pero queremos abrirlo a que colabore gente de otros ámbitos. Tenemos muy buenos patrocinadores, pero no es suficiente.

-Es obvio lo que Zizai aporta a Córdoba, pero ¿qué esperan de Córdoba los socios de Zizai?

-Tanto Fu como yo compartimos tres propósitos, uno relacionado con la búsqueda de la belleza, la parte artística, otro es ayudar a Córdoba a generar contenidos para promocionar la ciudad y el otro es promover el diálogo y el intercambio cultural porque estamos convencidos de que de ahí salen cosas como tolerancia, respeto, diálogo, para los que participan o vienen a verlo. Todos debemos tener una posición proactiva en la defensa de esos valores. Y esto no es altruismo, poner un granito de arena para que las sociedades estén más cohesionadas no es altruismo, es necesidad.

-De Córdoba siempre se dice que tiene mucho patrimonio, pero que se vende mal al exterior. Vista desde fuera, como experto en hostelería y en turismo, ¿qué cree que necesita mejorar la ciudad para avanzar?

-Creo que se pueden hacer muchas cosas. Córdoba tiene contenido suficiente para poder sacarlo a la luz y contarlo al resto del mundo. Pero hay que pelearlo mucho, vencer muchos hábitos y buscar nuevas fórmulas. Falta innovación. El contenido está, pero hay que adaptarlo al mundo de hoy, para ello, falta comunicación adecuada de esos temas y gente que impulse proyectos que complementen la parte patrimonial. Flora es solo uno. Pero estas cosas no pasan de un día para otro. Hay que perseverar, dar continuidad a los proyectos y buscar apoyos, insistir y contarlo bien. Es importante aportar un nivel de calidad alto en las propuestas, evaluarlas y comprometerse para mantenerlas en el tiempo.

-La cadena Zizai posee dos casas en la Judería, en la calleja de las Flores y en Encarnación, para construir un hotel. ¿Cómo será ese hotel y cómo va el proyecto?

-El hotel será muy bonito, con muy pocas habitaciones, será un espacio como todos los que estamos haciendo, que no solo respetará el patrimonio sino que ese será su eje. En la Judería hay casas que son una auténtica ruina y lo que hay que hacer es ponerlas en valor. Queremos dar nueva vida a esos espacios, que sean un vehículo para contar la cultura de Córdoba. No será algo forzado, está diseñado para que ese espacio permita una inmersión en lo que significa andar por el casco antiguo de Córdoba. Nuestros clientes buscan esa experiencia de inmersión cultural.

-¿Pero qué plazos barajan?

-No sabemos cuándo empezaremos. Hemos completado toda la parte de arqueología, que ha sacado a la luz unos arcos del siglo XV que no sabíamos ni que existían porque estaban tapados completamente, emparedados entre tabiques. Han salido varios puntos arquitectónicos dentro y hemos cambiado el proyecto tres veces para incorporar lo que iba saliendo para que se vea cómo era eso hace 500 años, lo que queda, porque se ha destruido mucho. Para la licencia creo que queda muy poquito ya. Estamos a la espera de la tramitación de licencia. Luego tardaremos unos 18 meses en ejecutar la obra.