Cuando una familia detecta que un menor ha desaparecido «no hay que perder tiempo, lo de esperar 24 horas es un mito, hay que acudir de inmediato a denunciar la desaparición y la policía debe iniciar la investigación sin esperar por si aparece solo, ya que las tres primeras horas son fundamentales para recabar evidencias». Esa es una de las principales recomendaciones que realizó Katia Dantas, directora general del Centro Internacional para Niños Desaparecidos y Explotados en América Latina y el Caribe, una de las expertas que participa en el congreso internacional que se celebra en Córdoba sobre el abordaje de estos casos.

Asimismo, llamó a las familias a «empoderar al menor para que sepa actuar en todo momento» y a los padres, a «recopilar datos que pueden ser relevantes en caso de que un menor desaparezca, como tener sus huellas digitales, conocer las marcas, cicatrices, lunares y otros rasgos diferenciadores de los niños y disponer de fotografías actualizadas periódicamente». Según Dantas, «más del 50% de los menores que desaparecen son fugas del hogar·, sin embargo, «las motivaciones son muy variadas, ya que van desde huidas por violencia en el hogar a respuesta a acoso escolar o captación por sectas». Además, recalcó, «aunque una desaparición puede originarse con una fuga, y en un amplísimo porcentaje el menor se localiza, no hay que olvidar que muchos niños acaban cayendo en redes de explotación laboral, sexual, etcétera».

El director del Centro Nacional de Desaparecidos (CND) en España, Jaime Cerecedas, explicó que España cuenta con una alerta al menor desaparecido que al activarse pone en marcha una intensa campaña de difusión en medios y otras redes. Los padres de menores desaparecidos cuestionan que dicha alerta nunca se haya activado, algo que, según Cerecedas, se debe a que «no se han dado las circunstancias para que garantizar que fuera eficaz y que no pusiera en riesgo al menor». También informó de que el CND «posee una base de datos común para todas las fuerzas policiales españolas» que recoge las denuncias de desaparecidos y los restos y cadáveres que aparecen, lo que permite cruzar ambos datos. La base de datos presenta lagunas, ya que de momento no es posible determinar, por ejemplo, qué porcentaje de desaparecidos aparecen vivos.