A estas alturas del mes de junio, el paisaje de las salas de estudio de las bibliotecas de la ciudad debería ser el de cientos de estudiantes peleando por una silla para preparar en estos espacios sus exámenes. Nada más lejos este año, en el que también ha sido extraña la manera de recibir sus temarios al cerrarse los colegios y la Universidad debido a la crisis sanitaria del coronavirus. Tan solo ha abierto sus salas de estudio, con un aforo restringido a 25 personas, la Biblioteca Provincial, mientras que en las municipales aún no hay fecha de apertura debido a su adecuación a esta situación. Según señalan desde el Ayuntamiento, no es fácil ofrecer seguridad en estos espacios, ya que habría que estar desinfectando mesas y sillas continuamente.

Mientras tanto, estudiantes como Sergio Rodríguez se quejan de la situación, aunque la comprenden. «Estamos acostumbrados a estudiar en las bibliotecas, para mí es el único sitio en el que me concentro y llevamos meses sin poder acudir a ellas», dice Sergio, que, por ahora, tendrá que seguir estudiando en casa, igual que sus contrariados compañeros.

La Red Municipal de Bibliotecas comenzó hace días a abrir gradualmente sus edificios, que son diariamente limpiados e higienizados, con medidas para el control de aforo y mantenimiento de la distancia de seguridad, pero cuyo servicio se limita todavía a la devolución y préstamos de libros en horario de 9 a 14 horas, de lunes a viernes.