El caso de Noemí Arjona y Enrique Rueda es el de muchas parejas que antes de llegar la crisis tenían una vida holgada, pero que tuvieron que apretarse el cinturón hasta el límite cuando la situación económica cambió de ciclo. Tanto tornó su realidad que el pasado martes firmaron con el banco la dación en pago de su vivienda, una casa en el Campo de la Verdad que ahora es propiedad de la entidad bancaria, concretamente de Cajasur, pero que ya al menos no le ahoga con las deudas.

Este matrimonio, que tiene una hija de diez años, compró el inmueble en el 2005. La hipoteca ascendía a casi mil euros mensuales, una cantidad que afrontaban sin problema dado que en el hogar entraba el sueldo del marido, que es carpintero industrial, y el dinero que la mujer sacaba de su tienda de ropa en el barrio. Solo tres años después cambió su suerte, ya que Enrique perdió su empleo, la tienda empezó a ir mal hasta que se liquidó a principios del 2009 y el euríbor subió hasta situar la cuota mensual en unos 1.400 euros. Con este panorama, la pareja no podía hacer frente a la hipoteca y pidió hasta cuatro carencias, que les hacía desembolsar 600 euros al mes.

Ya a principios del 2016 la situación era insostenible y se pusieron en manos de su abogado y de Anfane, que «tras dos años de lucha» han logrado que el banco se quede con la casa. «Hemos conseguido respirar», dice Noelia, que ahora vive en casa de sus suegros con su familia.