Ya sea por el hartazgo de tanta precampaña o campaña electoral previa, del hecho de que algunos primeros espadas y exministros previstos inicialmente no pudieran acudir a la cita por estar fuera de España, o por la «boda cercana» a Córdoba a la que el propio líder del PP se refirió al inicio de su intervención, el hecho es que Pablo Casado no consiguió llenar el auditorio principal del Palacio de Congresos, cuyo anfiteatro se quedó con sus 233 sillas vacías, algo que fue comentado por algunos de los asistentes. No obstante, las más de 500 personas que llenaron la planta baja se mostraron como un público entregado. Faltaría más.

No en vano, Pablo Casado convenció a la mayoría de los asistentes, con una buena puesta en escena, moviéndose, sin atril, sin papeles y acompañando su discurso de gráficos en una gran pantalla a sus espaldas. Todo ello después de haber llegado al Palacio de Congresos realizando un breve recorrido a pie, donde se mostró cercano con los populares que esperaban para saludarle, aunque fueron un caballista, un agente de la Policía y una familiar del presidente de la Junta los que recibieron el primer saludo del líder nacional del PP (tras los saludos iniciales que cursaría a sus escoltas Juanma Moreno, José María Bellido y Adolfo Molina). Mientras, la aglomeración y el revuelo llamaron la atención de los numerosos viandantes que se encontraban en el entorno de la Mezquita-Catedral, al igual que ocurrió cuando Pablo Casado se desplazó a un restaurante cercano para comer. ¿Comentarios en el exterior? Para todos los gustos. Se acercan elecciones.