Los espectadores presentes en el Gran Teatro buscaban las coplas carnavalescas para combatir el descenso del mercurio. Por ello, la segunda función de preliminares registró un gran ambiente para dar cobijo a las nueve agrupaciones en liza.

El telón se levantó por primera vez para dar la bienvenida a la chirigota infantil Contigo Vibro. Esta agrupación de Villafranca de Córdoba se estrenó en el certamen de coplas para declarar su amor hacia la fiesta y hacia sus padres.

Con un ambiente animado, se presentaron los dragones de la comparsa sevillana Fuego. Su puesta en escenaria seria fue el preludio de dos pasodobles críticos. El segundo fue especialmente emotivo, ya que mostraron su crítica hacia los cinco jóvenes acusados de maltratar a una joven en los últimos Sanfermines.

Tras ellos, comenzó un tramo en el que el humor fue el protagonista. Primero, los vigilantes de la chirigota APTC Valiente Jurado recordaron a su autor, mientras que en el popurrí contaron sus numerosas anécdotas durantes sus turnos en lugares como el Primark, Babilonia o la sala Góngora. Acto seguido, el cuarteto Pesadilla en España parodiando a Alberto Chicote presentó un restaurante en quiebra. De hecho, su dueño podía ser cantante, ya que le «sobresalen todas las letras que debe». Y todo ello con un cocinero, el chef Tomás Peluca que hizo reír a los presentes derrochando todo su talento «culinario».Sin saber dónde se encontraban, los componentes de la chirigota Ojú que despiste interpretaron un repertorio muy vinculado al tipo. En su primer pasodoble lanzaron un piropo a las mujeres andaluzas, pero acabaron alabando a las brasileñas.

Hasta la sexta agrupación no se vio a otra comparsa. Desde Encinas Reales, El reino de Cronos aprovechó su tiempo para homenajear a los abuelos, así como defender a los profesores.

El último tramo de la función tuvo aires taurinos. La chirigota de Lopera Los niños de la Verónica ejecutaron dos pases de muleta en favor de los abuelos y de la bandera española. Todo ello «sin ser un facha que se se aprovecha de mi bandera».

En la penúltima actuación, la comparsa de Peñarroya Viajeros vino del año 2045 para advertir del futuro negro que nos espera con un repertorio lleno de fuerza y mensajes reivindicativos. Enaltecieron la valentía de las mujeres que luchan contra el cáncer, y criticaron a aquellos que «dicen que todo va mejor», cuando son «los malos que sacan el dinero a los que viven en la absoluta miseria».

La chirigota cordobesa Una mala tarde la tiene cualquiera cerró la sesión con una faena en la que cantaron a su tierra porque «sin ella no puedo vivir».